Vocaciones.
Llaman. Después se les da forma.
¿De dónde provienen los llamados que hacen que se elija un quehacer para toda la vida? Mucho antes de su acomodamiento, o no, al mercado laboral; incluso antes de identificaciones secundarias; probablemente antes de muchos de los talentos; estas elecciones están profundamente determinadas en la vida de cada uno.
Precozmente detectamos al pequeño investigador, a la pequeña esteta, al que apelará a las letras, al que no podrá prescindir de la música, a la que querrá cuidar de niños, a la prevalencia de la fuerza o de la maña; a los generadores/resolvedores de problemas, al solidario y al solitario…a fin de responder a lo que para cada uno resultó una cuestión candente, un enigma crucial.
Así se elige, en el vacío mismo proporcionado por las coordenadas simbólicas más o menos entretejidas; en el desgarro de la situación traumática a la cual cada uno responde con los inventos que va adquiriendo; con el "juego" de cada cual.