al siguiente, puede pasar, por ejemplo, de hombre a mujer, de Laura a Pedro, de
cis a
queer, de un amor al poliamor, también se puede hacer como Tom Peters y pedir ser reconocido como perro dálmata (transespecie) o querer volver a su genital anterior a la cirugía de resignación genital, deshacer lo que la hormonización hizo. Podríamos también, fluir de una cosa a otra, de maestra a
camera, de un novio a un
sugar daddy, de ingeniero a
stremear y así tirar de la cuerda y seguir, pero alcanza con decir etc., etc. o colocar unos simples puntos suspensivos. Tal vez bastaría con evocar un rio, tras el cual recordamos la imagen del fluido, de lo que no es sólido, en el supuesto de que estemos tratando de recordar que lo que fluye, es lo que “escapa, como inasible”
1.
Y en ese estado de flujo ¿Qué hacer? Los psicoanalistas, ¿pasamos de un punto al siguiente?, ¿fluimos con las presentaciones, con las nuevas palabras, con sus nuevos sentidos? Acaso ¿pasamos de interpretar a otra cosa? Mi hipótesis es que no, que la interpretación no pasa de moda, más allá o más acá de las vestimentas la interpretación encuentra su justo lugar, como lo hizo siempre.
Entonces, por un lado, tenemos un lenguaje, que tal como lo dice Moritz Fritz en
Pensar/Mentir: “cabalga sin jinete ni caballo”, y una táctica que araña
lalengua para desenterrar lo que se esconde tras la moda. En palabras de Ana Carrasco Conde “Hay que deshacer el lenguaje para ver más allá de la aparente
1 Miller, J.-A., Curso del miércoles 19 de marzo de 2008, en: www.eol.org.ar