Luciana Paola Reale
FORMACIÓN ACADÉMICA
Universidad Argentina John F. Kennedy
Licenciada en Psicología.
Clínica de niños, adolescentes y adultos con Orientación Psicoanalítica. Consultorios particulares. Informes y psicodiagnósticos. "Psicólogos del Sur"
La Lechuza Parlanchina – Arte Infantil
Artista en Divinos Detalles Arte
Municipio de Lanús. Secretaría de Políticas Sociales, Cultura y Educación. Subsecretaria de Infancia, Adolescencia y Juventud. Coordinación de Juventud. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. 2009
Fundación Ciudad Política.
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires
Producción en Radio Provincia AM 1270. Juventud Activa: Programa radial dedicado a los jóvenes de la Provincia de Buenos Aires, Argentina y de América Latina en el marco de la Gestión del Gobierno Provincial.
Se presenta como una "Caja de Herramientas "bajo el concepto de vocación de servicio para ayudar a los jóvenes a concretar sus proyectos y estudios.
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires
El Surrealista – Multiespacio Cultural
"Crianza por celular"
"Como el agua, como el gas, como la corriente eléctrica vienen de lejos hasta nuestras moradas para satisfacer nuestras necesidades, mediante un esfuerzo casi nulo, así seremos alimentados por imágenes visuales o auditivas, que nacerán y se desvanecerán al mínimo gesto, casi con una seña...No sé si un filósofo ha soñado alguna vez con una sociedad para la distribución de la Realidad sensible a domicilio" (Paul Valéry, 1934)
Desde siempre, una de las necesidades del ser humano ha sido comunicarse con otros. Como ya decía Aristóteles, el hombre es un ser social por naturaleza, y, el comunicarse siempre ha sido fundamental para su propia existencia y parte de su esencia intrínseca.
La aparición de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) han causado un profundo impacto en todo el mundo, en la ciencia y en la tecnología, y por consiguiente en la sociedad. Es por ello, que han generado cierto impacto, el cual representa para la civilización un cambio tan radical como lo fue la invención de la imprenta en el siglo XV, invención que sirvió para aumentar notablemente el número de lectores, permitir difundir ideas nuevas mucho más amplia y rápidamente entre unos y otros.
Las consecuencias de la difusión de las TIC todavía no pueden estimarse en su totalidad, ya que, parecería ser que es un fenómeno que aún no ha encontrado sus límites. Su impacto es
obvio e impresionante: basta con pensar un poco en cómo es el mundo con Internet y cómo era sin Internet; sin siquiera mencionar, por ejemplo, los dispositivos inteligentes con los cuales resolvemos gran parte de nuestra vida.
En los celulares encontramos el gran imperio de Whatsapp para comunicarnos, a las redes sociales como Instagram, Twitter y Facebook que han suplementado a los medios de comunicación tradicionales como así también se modificaron las maneras de comprar y vender con Mercado Libre, a las benditas aplicaciones para conocer personas como Tinder, a otras para viajar, o tomar un auto ( Uber y Cabify, entre otros), a los canales como Youtube para poder aprender sobre un tema y estudiar, mirar videos, tutoriales; sitios para escuchar música (Spotify) o apps para ver películas y series en las distintas plataformas como el monstruo de Netflix ,etc. ¡Pasamos horas conectados y utilizando las diferentes herramientas que nos brinda la web!
De esta forma, aparecen nuevas formas de relacionarnos, de hacer lazo con el otro, y en este sentido el tema que me atañe reflexionar es el impacto de la tecnología en las relaciones entre padres e hijos, adultos y niños.
Por otra parte, también es importante no exagerar y al mismo tiempo dar lugar a los avances de la tecnología porque así se fueron conformando las sociedades y así el mundo fue creciendo. Ningún avance tecnológico es perjudicial en la medida que sea regulado. Los niños y los adultos necesitan del crecimiento, de la ampliación y el desarrollo que brinda la
Ciencia y la Tecnología. Si un niño nace sabiendo cómo utilizar YouTube y se entretiene mirando videos significa que dicha época está marcada por estos avances que generan nuevas herramientas para los sujetos. Hoy en día se puede observar cómo los canales de YouTube ya están destronando a la televisión. La mayoría de dichos canales en YouTube nacen asimismo en un hogar, creados en cierta medida por los llamados "influencers". Ya decía Lacan, "mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época." Es importante aceptar que las épocas cambian, los discursos cambian, el arte, las costumbres y la subjetividad también cambia bajo el tratamiento de dicha época y esto es irreductible.
Volviendo al uso del celular, recuerdo una vez en una entrevista a padres, donde éstos habían concurrido con su hija menor de un año y fue que automáticamente al sentarse en la silla, le pusieran un vídeo de "las canciones de la granja" en Youtube (para que no haga "lío" en el consultorio, refirió la madre) entendiendo que la pantalla debería calmar a esa niña, como una especie de "chupete electrónico". En este sentido, la pantalla ubicándose en el otro materno, quien es el que decodifica el porqué de ese llanto o manifestación por parte del infans, el cual podría significar muchas cosas. Es por ello, que se me ocurre pensar en ese "espacio transicional" acuñado por Winnicott. Dicho autor refiere a un espacio intermedio que no es ni el espacio exterior objetivo (por ejemplo, la madre real) ni el espacio interno subjetivo (por ejemplo, la representación interna
de la madre). Este tercer espacio se sitúa en la intersección de ambos, y está ocupado por los objetos transicionales, los cuales son reales como objetos, y, pero al mismo tiempo son la representación de la madre ausente. Dicho esto, se podría observar como el celular y/ o la tablet aparecen como objeto dentro de ese espacio.
Por otra parte, cabe aclarar que los adultos no se percatan del uso que le dan al celular; y los niños observan a los adultos con el celular en la mano todo tiempo, motivo por el cual imitan su accionar, siendo esto algo inevitable. Los adultos pretenden que los niños no lo utilicen, a veces se enojan, castigan a los niños con sacarles las pantallas por un tiempo. Pero al mismo tiempo, también ante la necesidad que pueda presentar un niño a la hora de ser asistido, frente a esto se ubica enseguida un celular. Aparece el smartphone como una especie de niñera virtual, cuando en realidad deberían ser los adultos los que respondan frente a ese niño que reclama. En este sentido también se irá generando una relación frente a los objetos producida por parte de los adultos, ya que, al introducir una pantalla cuando un niño hace un berrinche por ejemplo, (ofreciendo una tablet como objeto) dicho niño posteriormente entenderá que para satisfacer cierto placer, el cual le genera la tablet, deberá llorar y/o hacer alguna rabieta para conseguirla.
Cuando se introduce un celular para tranquilizar a un niño, se lo está privando de múltiples formas que un otro podría acudir ante un llanto o un berrinche para contenerlo. Ese niño no es alojado por un adulto que lo calme, lo proteja y lo acaricie. De
esta manera se van perdiendo las relaciones interpersonales, que generan los vínculos humanos, dejando poco espacio para el intercambio libidinal.
No obstante, es necesario entender y aceptar que una porción de nuestras vidas pasa por un celular lleno de aplicaciones. El celular ya está incorporado en nuestra sociedad. Todo adulto tiene uno sin importar la clase social. Con el mismo compramos, nos enamoramos, leemos, jugamos, nos comunicamos, llamamos un taxi, pedimos un auto para viajar o pagamos una cuenta, etc., entonces ¿Por qué negarlo? ¿Por qué negárselo a un niño?
Simplemente, tendríamos que ser más cautelosos y como padres responsables, enseñarles los distintos usos posibles, como así también los diversos peligros que aparecen en los dispositivos inteligentes. Sentarse al lado de los niños, usarlos con ellos, compartir experiencias mientras al mismo tiempo les podemos mostrar otras tantas cosas de la vida fuera de la pantalla o tal vez complementar los distintos mundos, el real y el virtual.
Por tal motivo, propongo introducir espacios y momentos creativos en la vida infantil de un niño. Es por ello, que vuelvo a pensar en el “espacio transicional”, el cual ya he mencionado como aquel “que forma una zona intermedia de experiencia”, no discutida respecto de su pertenencia a "una realidad interna o exterior (compartida)”, constituye la mayor parte de la experiencia del bebé, y se conserva a lo largo de la vida en las intensas experiencias que corresponden a las artes y la
religión, a la vida imaginativa y a la labor científica creadora”.
Ahora bien, el uso de la tecnología tiene que estar mediado por la observación de los padres, es decir, estar informados de qué hacen nuestros hijos mientras se conectan con una pantalla, como así también, adaptarse al uso que ellos realizan y participar junto a ellos.
Por tal motivo, en nuestros consultorios aparecen las múltiples dudas que poseen los padres hoy en día respecto al uso de las tecnologías en sus hijos. Desde la clínica se observan una gran cantidad de niños que por ejemplo a la hora de realizar un dibujo recurren a “las fibras”, como el único elemento, el cual produce un trazo con cierta inmediatez, al que podríamos asemejar al “click” en una pantalla o quizás a un “touch” con los dedos. Para luego dejar el dibujo y de esta manera no poder continuar con la producción en dicha hoja, lo cual implicaría un desarrollo precario en la capacidad simbólica de esos niños. Dicho de otra manera, esto podría suceder por la falta de experiencias vividas con los otros y el ambiente. Debido a esto, aparecen niños con menos tolerancia a la frustración y por consecuencia menos capacidad inventiva.
También es cierto que hoy en día, la infancia conlleva un ritmo vertiginoso, porque además del uso de las pantallas existen rutinas virulentas con niños sobrecargados de actividades que evitan el descanso, la creatividad y la relación entre la familia y los pares. Niños con doble jornada escolar, con múltiples actividades deportivas y artísticas, sin tiempo para el descanso, sin momentos para la merienda, como así también algunos
niños realizan la tarea por las noches, niños que hacen terapia, psicopedagogía, fonoaudiología y más, en fin, niños súper ocupados, niños que se acuestan muy tarde y se levantan tarde, ya "conectados", inclusive; con un ritmo de vida como si fueran adultos.
Entonces, como padres y profesionales debemos aceptar este fenómeno que produce el avance de la tecnología y en tal caso ver cómo complementarlo a la crianza de nuestros hijos. Por ello, necesitamos abrir más espacios de diálogo, de juego, de mayor intercambio entre pares, insistir para que los niños aprendan a sostener el aburrimiento como medio para desplegar la creatividad, que puedan volver a sorprenderse de lo simple como por ejemplo observar el cielo o ver cómo ha florecido un árbol, conectarse más con la naturaleza, como así también poder compartir experiencias y momentos juntos y por sobre todo disfrutar los procesos y valor del tiempo de las cosas, más allá del Smartphone, y en todo caso que él mismo pueda complementar lo anterior. Ambos mundos real y virtual pueden comulgar.
Por lo tanto, debemos encontrar un balance adecuado, complementar el uso del celular a la vida diaria y al mismo tiempo no superpoblar al niño de actividades ni patologizar cada conducta del mismo por qué sí, y sobre todo proporcionar que el niño tenga espacio para lo lúdico, es decir, que éste sea habilitado para jugar y se lo invite al juego y a la diversión, para que pueda desplegar su creatividad y por sobre todas las cosas no olvidarse que un niño debe jugar y ser feliz.
Para finalizar quisiera reflexionar que adultos y niños tendríamos que servirnos de la tecnología como así también poder disfrutarla sin dejar de pensarse como sujetos que necesitamos si o si de la mirada, del rostro, de la piel, de lo corporal en la relación con el otro y de esta misma manera fomentar la riqueza simbólica que produce el acto creativo.
Bibliografía:
- Jacques Lacan, “Función y campo de la palabra y el lenguaje” en Escritos 1, Siglo Veintiuno Editores, Bs. As., 1988, p. 309
- Winnicott D (1994), “Juego y realidad”. Barcelona: Gedisa, pág. 32.
- Los riesgos de usar el celular como “chupete electrónico” https://rouge.perfil.com/