Gabriel Germán Artaaza Saade
Psicoanalista. Licenciado en psicología por la Universidad Nacional de Tucumán. Autor del libro “Una nueva virilidad y otros ensayos sobre el sexo y la época”. Escribe artículos en diarios locales y nacionales. Es creador de un blog sobre psicoanálisis junto con otros colegas:
deextremidades.blogspot.com. Actualmente dirige la comisión “Psicoanálisis y debates contemporáneos” del Colegio de Psicólogos de Tucumán. Trabaja en el Poder Judicial de Tucumán. Trabaja en Consultorio privado. Su contacto es: 3814409703 y email: artaza.saade@gmail.com
ALGUNOS SEMBLANTES DE LO MASCULINO EN LA ÉPOCA DE SU EVAPORACION *
INTRODUCCION
Hay distintos semblantes con los que hoy se intentan nombrar al ser masculino, muchos de ellos surgidos desde el feminismo: machirulo, varón deconstruido, chongo, macho alfa, etc. Esta multiplicación de nominaciones es síntoma de nuestra época, lo masculino está puesto bajo sospecha. Hay sobradas razones para que ello suceda, las crónicas policiales de todos los días lo demuestran. El feminismo pone en cuestión y a su vez cuestiona la masculinidad hegemónica, y muchos hombres están de acuerdo, ellos afirman con Rita Segato que también padecen los mandatos de la masculinidad. Algunas le creen y piden que acompañen, otras no le creen y los prefieren lejos. En los análisis el culpable tiene nombre y apellido: EL PATRIARCADO. Bajo ese significante amo se condensa la causa y las consecuencias. Se dice TODO y a su vez no se dice NADA si todo lo circunscribimos a ese sintagma.
El feminismo no es único, así como tampoco el psicoanálisis. Me interesa plantear lo que el psicoanálisis puede decir acerca de la masculinidad sin corregir al feminismo ni moralizar la praxis psicoanalítica. Hay muchos mandatos en los analistas, es increíble que teoricemos acerca de esto y no nos demos cuenta cuando reproducimos lo que “sabemos” de la teoría en los textos que escribimos. Algunos ejemplos:
“el psicoanalista
* Este trabajo es un work in progress de un libro pronto a publicarse.
si quiere estar a la altura de la época ES NECESARIO que…”, “el psicoanalista DEBE PODER….” Y así sucesivamente. Mandatos superyoicos e impotentizantes, lindo coctel – lo digo irónicamente – más si se quiere hablar de masculinidad.
Entonces ¿qué puede plantear el psicoanálisis sin ponerse por arriba de otras prácticas y otros discursos? ¿qué puede decir un psicoanalista sobre el tema? Me gusta decirlo de un modo muy freudiano, el psicoanalista puede aportar una lectura libidinal. Es decir que, lo que el psicoanalista tiene principalmente para decir, cuando se aborda el campo de lo masculino, y quiere hacer un diálogo con otros discursos, es aportar lo que sabe acerca del deseo, de la inhibición del deseo, de los obstáculos que se presentan en el sujeto al acto, los modos en que un sujeto sintomatiza su deseo, etc. Sino caemos en convertirnos en una policía del género, muchos lo son y se la dan de progres.
DECONSTRUIR EL AMOR ROMANTICO, FREUD Y EL POLIAMOR
Desde el feminismo se impulsa a deconstruir el amor romántico y también que los varones se deconstruyan. El amor romántico es un engaño, Romeo y Julieta en gran parte es responsable, también Disney ya que aprendimos a amar según los modelos de sus películas que, hasta la saga de crepúsculo, aquella de vampiros adolescentes, se reproducen: el amor puede doler mucho e incluso provocar la muerte. Dos significantes se encabalgan: amor y muerte. Sin embargo, es más antiguo que la industria del ratón e incluso más antiguo
que Romeo y Julieta: el mito de Tristán e Isolda -analizado profundamente en un libro imprescindible: El amor en Occidente de Denis de Rougemont – lo demuestra como así también las historias relatadas en el banquete de Platón, aquellas que se relatan acerca del sacrificio de Alcestes por su marido o la de Aquiles que en la pareja era amado y decide dar su vida por su amante Patroclo. El psicoanálisis en este sentido sigue la tradición griega, en el amor hay disparidad entre amante y amado y en esa división siempre hay un más y un menos, por lo tanto, a uno de los dos le duele y el otro -aparentemente- la pasa mejor.
Entonces desde el último tiempo se promulga, se alienta, se difunde, un nuevo tipo de amor y desde diversos ámbitos se habla del poliamor. El tema es más serio de lo que algunos se lo toman, ser poliamorosos no es simplemente tener múltiples parejas para coger, pero cuando algunos llevan a la práctica esta consigna se pide que sean responsables afectivamente. Ser responsable afectivamente es pedirle al otrx, con la que comparto una relación abierta que, si decide ampliar la cama para alguien más, sea responsablemente de decirlo: estuve con otrx. Es curioso ya que en el marco de una relación abierta donde supuestamente hay liberación de la sexualidad sin embargo se establecen condiciones. Es decir, ‘sos libre para estar con otra persona, pero lo ¡tenés que decir!’ Libertad y obligación, ¡tremenda paradoja!
Se pretende que el amor no duela, todo vuela sobre esa nube. No nos queremos dañar, nada de frustraciones. Pretendemos
construir una sociedad de vínculos afectivos acumulativos, descartables y además que no nos produzcan dolor. Hay que sumar experiencias, pero sin salir lastimados. Ahora bien, ¿es posible desde lo volitivo tener un control del amor, del deseo y del goce pulsional? El deseo para el psicoanálisis es del orden de lo no sabido, Freud lo nombró al deseo como inconsciente e insatisfecho, ya que nunca la satisfacción es plena. Creer que podemos controlar desde la conciencia cómo vamos a amar, desear y gozar es pensarnos como máquinas y no como sujetos. Un análisis llevado a buen término convierte a un sujeto en poliamoroso, es decir, en aquél sujeto que no le pide al amor más de lo que le corresponde ya que luego de la experiencia analítica puede amar de un nuevo modo, sin buscar la unión y el apego con un objeto. Ser poliamoroso es ser joven a nivel de la libido y eso es independiente de la edad cronológica. Ser joven es en definitiva para Freud ser poliamoroso a nivel de la satisfacción con múltiples objetos libidinales.
LOS VARONES DECONSTRUIDOS Y LOS MACHIRULOS
Entonces, ¿qué de aquellos varones deconstruidos que se añoran desde el feminismo? ¿es posible construir una masculinidad alejada de los valores clásicos de la potencia y que no asume una falsa modestia? Freud planteó que sólo había lídibo masculina, es decir que aquella energía del deseo sexual solo respondía a un género y se pensó incluso que el camino sexual del hombre estaba más allanado. Incluso Lacan
muy tardíamente habló de una norma-macho y pareciera que es más resuelta la sexuación en el sujeto masculino que en el femenino. De hecho, si comparamos la cantidad de libros dedicados al enigma de la sexualidad femenina desde el psicoanálisis frente a los de la sexualidad masculina, los primeros ganan por goleada. Sin embargo, y por suerte, el feminismo vino a desbaratar todo y a cuestionar el campo de lo masculino. No solo lo cuestiono, sino que lo implosionó, muchos hombres hoy no saben cómo tienen que hacer en el campo de las relaciones libidinales y las consultas que recibimos los psicoanalistas giran en torno a este tema: ya sea de los nuevos solteros o de los hombres en pareja y casados, la masculinidad clásica y hegemónica ya no funciona, vas a tener que hacer las cosas de otro modo si queres garchar. (lo digo en broma por supuesto, pero he aquí una cuestión muy importante: ¿el deseo en el hombre se reduce a una cuestión meramente genital? ¿todo lo que un hombre hace es -como dijo alguna vez Alejandro Dolina- para levantar?)
Freud atendió un niño en un célebre caso de neurosis infantil fóbica que se llamó Juanito, el pequeño Hans. Lo atendió a través de su padre, ya que de niño solo lo vio una vez y las sesiones iban orientadas más bien a lo que su padre le contaba al maestro vienés. Lacan mucho años después leyó el caso Juanito en clave de Koyève – el profesor con quien estudió a Hegel – y divisó un nuevo tipo de virilidad, un nuevo tipo de hombres, aquel hombre heterosexual que deja que las iniciativas en el campo de lo sexual vengan del otro lado.
Entonces Juanito es un cisgénero, para utilizar la terminología surgida en el ámbito del género, es decir aquel cuya identidad de género coincide con la asignada al nacer pero que Lacan lo piensa como no muy legitima su posición heterosexual ya que Juanito no tiene Iniciativas. Lo cual me lleva a plantear ¿los varones deconstruidos no son un avatar de los varones inhibidos en el terreno de lo sexual? En algunos casos sí, es decir un varón inhibido puede pasar muy bien como un varón deconstruido en tanto espera que las iniciativas vengan del otro lado. Ahora bien, los varones no siempre responden bien en el terreno de lo fálico a que las iniciativas vengan del otro lado. Para muchos varones encontrarse con mujeres empoderadas en el terreno de lo sexual es un camino a la inhibición sexual que se paga con la impotencia, de ahí que muchos tengan que recurrir al uso del viagra para evitar soportar la humillación.
¿Y qué de los machirulos? Creer que simplemente son hombres machistas es pensar que se cambió una palabra por otra. Los machirulos son aquellos que hablan en nombre de la razón que siempre es heteronormativa y patriarcal -ahora la uso yo-, aquél que da razones incluso científicas, pero que en sus “explicaciones” no se reconoce como machista, no es el abiertamente machista sino el que es más “políticamente correcto.” En definitiva, el machirulo es el machista enmascarado.
Pero problematicemos aún más el tema. Haciendo un parangón con lo que la clínica de la neurosis nos enseña, así como podemos decir que, bajo el semblante del padre Ideal,
para el neurótico, se esconde el padre castrado: acaso ¿bajo el semblante del
varón deconstruido no se esconde un
machirulo? En este momento recuerdo el título de una cruel nota periodística (Clarín, 10/09/19) que decía “La acompañaba a las marchas de #NiUnaMenos y la asesinó de 30 puñaladas.”
CONCLUSIÓN
Freud, aquél teórico vienés del siglo XX fue el principal cuestionador del patriarcado, creer que Freud era machista o incluso machirulo es leerlo en la literalidad y no entender las consecuencias de lo que planteó en su clínica. ¿Acaso no realiza Freud un análisis libidinal de los lazos sociales en las instituciones prínceps de su época – La Iglesia y el Ejercito – planteando que son lazos de libido homosexual inhibida en su fin? Al analizar las dos instituciones más representativas del patriarcado de su momento como ser la Iglesia y el Ejercito: ¿No realiza Freud una crítica sagaz al patriarcado de ese momento al plantear que los vínculos de los hombres en sociedad son homoeróticos y que lo que hacemos los hombres es medirnos y mirarnos la pija con el de al lado?
El pensamiento progre, la inteligenzzia, cree que Freud es antiguo. A mi me gusta pensar con Lacan que no está superado, sino que aún estamos comprendiendo lo que Freud dijo.
Gabriel G. Artaza Saade.-