El mundo virtual actual ofrece a través de las pantallas una oferta (de objetos, datos móviles, gadgets, imágenes) en cantidad ilimitada por milisegundo ante la cual deviene más funcional un sujeto pasivo que puede consumir, que un sujeto activo que puede desear.
En este contexto contemporáneo, ¿Cómo delinear qué entendemos actualmente por creación y por maternidad? ¿Cómo podemos repensar en función de lo actual el lazo entre creación y maternidad?
Tanto “creación” como "maternidad", devienen ambos significantes huidizos de coagulaciones en sentidos unívocos, pero podemos intentar bordearlos.
El acto creador puede ser pensado desde una pluralidad de sentidos muy amplia, tanto referida a la creación en el campo artístico y literario como también al campo intelectual, como ejemplos de actos creadores, podríamos nombrar: crear obras de arte en todas sus manifestaciones, pinturas, esculturas, performance, música, literatura, cine, teatro, fotografía, aunque también se vinculan al crear acciones tales como investigar, diseñar, fabricar, fundar, inventar.
Desde una mirada psicoanalítica podemos asociar el acto creador con la sublimación, la cual Freud conceptualiza como una actividad en la cual la libido de un sujeto se dirige hacia un destino particular que es el de crear objetos (de índole artístico, literario, intelectual) con un elevado valor cultural y social.
Por otro lado, Lacan, en “La Lógica del Fantasma”, diferencia la creación de la producción y dice que la sublimación parte de la falta. De la falta, entonces deviene la obra, que consiste en la reproducción de esa falta. El creador no cubre la falta, sino que parte de ella para poder crear. Lacan también dice que la obra de la sublimación no es forzosamente la obra de arte, sino que puede ser otra cosa, incluso lo que él hace al dar clases en sus seminarios.
Por su parte, con respecto a “maternidad”; podemos decir que en la actualidad no alcanza para dar cuenta de “las maternidades actuales”, la definición tradicional "mujer que tuvo un hijo”.
Una madre es, en primer lugar, en tanto que desea y es deseada, un sujeto deseante; portadora de significantes que la hacen singular. Por otra parte, si consideramos que madre es quien ejerce función materna, una madre puede ser una persona de diverso género y sexualidad.
Dicha función materna, continuando por los lineamientos teóricos del psicoanálisis, vale aclarar que no es una función que esté dirigida a completar. Constituirse en madre, lejos de completar, si con algo nos hace encontrar a las madres es con la incompletud, con la falta.
La mirada de la madre mira al hijo, pero también mira hacia otro lugar, al hijo algo le falta, con lo cual como hijo no la puede completar. A partir de esta falta, el hijo podrá desear, y este deseo imposible y no correspondido de ser todo para el deseo de su madre (cuyo deseo va más allá) lo habilitará a desear.
La falta estructurante - concepto teórico clave del psicoanálisis- lejos de ser obturante o imposibilitante para la creación, abre camino al deseo de crear, cuestión que habilita a repensar la articulación entre acto creador y maternidad desde un lugar diferente al del tradicional antagonismo sin salida “o crear o maternar”, que aún resuena aunque con ropas de moda en voces contemporáneas, bajo el cual “creador es quien sólo dedica su vida a crear, madre es quien se dedica plenamente a maternar”.
En el entramado socio-histórico cultural actual, “madres influencer” se erigen como “gurúes” e “ideales de triunfo” que comparten “tips de maternidad” asociados a “los mejores productos”, “las mejores marcas”, “las mejores ofertas” y los “consuma ya”.
A su vez, un click permite acceder a un enorme caudal de información a nivel mundial, lo cual se puede pensar como favorecedor de la difusión del arte, la cultura, la ciencia, la invención, haciendo posible la visibilización de creaciones que antes permanecían en la oscuridad ¿pero todas son creaciones, o se entremezclan con ellas objetos pseudo-creaciones cuyo fin primario y último es el mercantilismo?
En la vidriera on-line se vende al por mayor la ilusión de “libertad” asociada al “poderlo todo”: bajo esta lógica no sólo es posible sino que “se debe” ser todo creador, se debe ser toda madre, se debe ser-tener todo, a través del consumo de objetos- reales y virtuales (consumo ilimitado que paradójicamente sólo podría llevar a una oclusión del vacío que hace posible la creación y con ello a un aplastamiento del potencial de crear y de transformar)
Afortunadamente, para las madres, los hijos y la sociedad, hoy sabemos que la maternidad no hace que las madres dejemos de desear y de crear, y que dedicarse a la creación no afecta, sino que hasta puede enriquecer nuestra maternidad.