empuje a la productividad y a buscar el máximo rendimiento, nos encontramos con sujetos que se sienten desorientados por no estar a la altura de lo que los ideales/mandatos proponen.
Este es un tiempo difícil, para algunos más, para algunos menos. La cuarentena, que reduce los efectos de la pandemia, o sea la pérdida de vidas, confronta a cada uno con otras pérdidas. Por supuesto que no todo se ha perdido (aunque andamos un poco perdidos) y que además se han encontrado modos de armar nuevas tramas que nos permiten seguir sosteniendo, de alguna manera, los lazos, intereses, actividades, etc.
Tal vez por esa búsqueda de la productividad y de rendir al máximo, los primeros días de la cuarentena hubo tantos discursos que mandaban a hacer cosas y a aprovechar el tiempo para…evitar la angustia. Momento de máxima incertidumbre, ya que acabábamos de perder el mundo en el que nos movíamos (con lo que eso significó para cada uno, más allá de lo colectivo), conviene no precipitar conclusiones anticipadas y generalizadas sobre cómo cada uno debe transitar este momento, sin antes intentar comprender qué está pasando, qué le está pasando a cada uno, a qué lo confronta, y así poder encontrar un camino orientado por el deseo antes que por una agobiante exigencia.
Referencias:
Freud, Duelo y Melancolía
Lacan, Seminario 6
Lacan, Seminario 10
M, H. Brousse, Los tiempos del virus