Bernadette Houssay
Psicoanalista en Buenos Aires
bhoussay@gmail.com
Tel: 15 2551 2500
Dar lugar a la pérdida para orientarse por el deseo
El duelo es la reacción frente a la pérdida de
una persona amada o de una abstracción que haga
sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc…
Confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará,
y juzgamos inoportuno y aun dañino perturbarlo
S.Freud
Gracias por esta invitación a escribir, que me da la oportunidad de tratar un tema por demás actual en este tiempo de pandemia: las respuestas subjetivas frente a una pérdida, es decir las formas en que un sujeto puede tratar una situación de pérdida y las consecuencias en relación al deseo.
Confrontarse a una pérdida introduce un impasse, una discontinuidad. Irrumpe algo que desacomoda al sujeto, y sobrevienen efectos de angustia, desorientación, tristeza, dolor. Frente a una pérdida un sujeto puede responder de distintas maneras. Mencionaré dos: darle lugar o renegar de ella. Si da lugar a la pérdida, el sujeto iniciará un trabajo de elaboración, el duelo. Si reniega de la pérdida, el sujeto hará como si nada significativo hubiera pasado. Ambas respuestas tienen consecuencias subjetivas.
Freud menciona que considera inoportuno y aun dañino perturbar el trabajo del duelo. ¿Por qué sería inoportuno y dañino perturbarlo?
Es que el trabajo del duelo permite la elaboración de esa
pérdida real por medio de la palabra. Esto permite regular la angustia que suscita la confrontación con lo traumático de la pérdida, y también posibilita que lo disruptivo se encauce en un decir significativo para el sujeto, para que pueda advertir lo más propio que se juega en eso que perdió. Posibilita entonces, que a partir de un vacío, el sujeto pueda volver a conectar con el deseo y las novedades de la vida.
Con respecto a la posición renegatoria, es un hacer como si nada importante hubiese pasado con el fin de evitar la angustia. De esta manera el sujeto rechaza las consecuencias que la pérdida provoca, lo que repercute en un desconocimiento del deseo y su causa. El sujeto buscará objetos, vínculos y actividades que estén al servicio de no pensar ni hacerse ninguna pregunta. La clínica presenta que lo que no se tramita simbólicamente retorna de manera más cruda en distintas manifestaciones como las depresiones, los excesos en el consumo, los ataques de pánico, la violencia, etc.
Que la imagen valga más que las palabras incide en el tratamiento que se le puede dar a una pérdida. En esta época hay una decadencia de la palabra, obstáculo para la elaboración de un duelo. La degradación del deseo hace que el sujeto se oriente más por los mandatos. Los imperativos actuales, como el empuje a la felicidad y el rechazo de la tristeza, la búsqueda de placer inmediato y de reducir al máximo 'lo que duele', dificultan al sujeto el encontrar espacio para hablar de lo que le pasa, y posiblemente encuentre más espacio para subir una selfie "mostrando" que es feliz por la que recibirá una cantidad de anónimos likes. Sumado al
empuje a la productividad y a buscar el máximo rendimiento, nos encontramos con sujetos que se sienten desorientados por no estar a la altura de lo que los ideales/mandatos proponen.
Este es un tiempo difícil, para algunos más, para algunos menos. La cuarentena, que reduce los efectos de la pandemia, o sea la pérdida de vidas, confronta a cada uno con otras pérdidas. Por supuesto que no todo se ha perdido (aunque andamos un poco perdidos) y que además se han encontrado modos de armar nuevas tramas que nos permiten seguir sosteniendo, de alguna manera, los lazos, intereses, actividades, etc.
Tal vez por esa búsqueda de la productividad y de rendir al máximo, los primeros días de la cuarentena hubo tantos discursos que mandaban a hacer cosas y a aprovechar el tiempo para…evitar la angustia. Momento de máxima incertidumbre, ya que acabábamos de perder el mundo en el que nos movíamos (con lo que eso significó para cada uno, más allá de lo colectivo), conviene no precipitar conclusiones anticipadas y generalizadas sobre cómo cada uno debe transitar este momento, sin antes intentar comprender qué está pasando, qué le está pasando a cada uno, a qué lo confronta, y así poder encontrar un camino orientado por el deseo antes que por una agobiante exigencia.
Referencias:
Freud, Duelo y Melancolía
Lacan, Seminario 6
Lacan, Seminario 10
M, H. Brousse, Los tiempos del virus