En este último tiempo, me veo convocada a pensar sobre las consecuencias de seguir a Lacan en su última enseñanza. Esta vez me propuse investigar la relación entre clínica y ética en la época del parlêtre y tratar de formular de qué ética hablamos cuando la fórmula “’el inconsciente procede de lo lógico puro’ queda reemplazada por otra no dicha explícitamente pero que puede aparecer :el inconsciente procede del cuerpo hablante2
De tal manera me propongo plantear que nuestra ética presenta diferentes características según el tipo de inconsciente y de interpretación que abordemos.
Nuestra ética se diferencia de otras porque no toma como soporte los Ideales ni los Bienes. Un primer Lacan en el Seminario 7 la define:” La ética del análisis no es una especulación que recae sobre la ordenanza, sobre la disposición, de lo que se llama el servicio de los bienes. Implica, hablando estrictamente, la dimensión que se expresa en lo que se llama la experiencia trágica de la vida” .3 Es decir, la ética trágica es la ética del psicoanálisis. La tragedia Antígona de Sófocles fue estudiada por Lacan con el fin de señalar diferencias respecto de cómo la filosofía la ha interpretado, en especial Hegel; y a la vez con ello, poder establecer que, si la tragedia fue tomada como paradigma de la
espontáneamente a la tragedia.”4 Antígona representa un goce imposible: “la erótica de lo trágico más característico de un goce femenino, el abandono heroico de lo simbólico y de lo imaginario y encuentro con das Ding, más allá del principio del placer, pura pulsión de muerte.”5 También ese Seminario hace referencia a la función de lo Bello y del Bien como velo a la emergencia pulsional y al horror a lo real .
Pero, por otro lado, plantea una tesis que va a continuar hasta su última enseñanza: ”mi tesis es que la ley moral (…) es aquello por lo cual, en nuestra actividad en tanto estructurada por lo simbólico, se presentifica lo real”6 Plantea en el capítulo titulado “Nuestro programa “ del Seminario 7 que va a examinar la tríada :simbólico, imaginario y real pero que el camino tendrá como horizonte “una profundización de la noción de lo real”7
En ese momento introduce la Cosa recordando lo que Freud plantea en Lo inconsciente “donde la representación de la cosa, Sachvorstellung se opone todas las veces a las de las palabras Wortvorstellung 8, y presenta” los dos términos que dicen la cosa- das Ding y die Sache”9das Ding representa lo real de lo simbólico y Sache “es efectivamente la cosa, producto de la industria o de la acción humana en tanto gobernada por el lenguaje.” Y agrega,” Sache y Wort están estrechamente vinculadas forman una pareja. Das Ding se sitúa en otra parte.10
El alcance de esta distinción es la exclusión de lo real, respecto de lo simbólico y de lo imaginario.” Das Ding es originalmente lo que llamaremos el fuera-de -significado”11.Es sin duda anticipatorio poner la cosa como lo que hace límite a la palabra y al decir.
“Lo que encontramos en la ley del incesto se sitúa como tal a nivel de la relación inconsciente con das Ding”12Por tal motivo lo real es definido” como lo que se encuentra siempre en el mismo lugar”13 El modo de nombrar lo real es a partir de das Ding.
La ética del Seminario7 aparece vinculada a lo real como garantía de la Cosa. El inconsciente está regido por la lógica del significante y en tanto tal, estructurado como un lenguaje. Es la denominada clínica del deseo donde es el Otro el que comanda y donde el amor es amor al prójimo.
La ética del bien decir14
Desde esa ética en la que queda situado lo real, hasta lo que se denomina la clínica del goce, se suceden varias modificaciones que afectan la interpretación y las distintas intervenciones del analista. La brújula no apuntará a la simbolización sino a cómo hacer surgir lo que no pasa por la palabra, lo que podría denominarse a-semántico, que apunta al sin sentido de las identificaciones, para descubrir el goce opaco, en tanto “goce-sentido”.
Esta clínica que es la clínica del goce, en tanto goce del Uno, se apoya en el valor que se le otorga a lo real ¿Por qué? Porque al desvalorizar el deseo, se produce un cambio axiomático, se entroniza el goce, ya que el Otro queda reemplazado por Un-cuerpo, y como sabemos, es allí donde el goce juega su partida.
El analista posee una función y una posición ética singular y eso se enlaza con la clínica y la dirección de la cura. La clínica del ultimísimo Lacan nos plantea el desafío de no perder de vista nunca la singularidad del analizante, leída desde lo uniano, para hacer surgir desde la ética del Uno, lo imposible de decir, aquello del síntoma que quedará como incurable.
En Observación sobre el informe de Daniel Lagache, en el apartado Para una ética, dice Lacan: “Una ética se enuncia ,convertida al silencio por la avenida no del espanto, sino del deseo”15.Es decir, al final contamos con una ética que se define con una contradicción : en una experiencia hecha con palabras, el análisis no se apoya en la retórica, ni en imperativos que se
pronuncien. La ética del bien decir incluye el vacío del silencio para hacer resonar otra cosa que el sentido.
Así como nuestra ética se describe a la inversa de otras éticas, esta ética del bien decir tiene también su propia contradicción interna. Veamos qué sucede para el analizante. Una sesión es un intervalo de tiempo en el que el analizante busca una respuesta; el analista desde la escucha, el decir y el uso de la interpretación transforma ese tiempo cronológico en un tiempo libidinal.
El paciente trae una queja, generalmente repetitiva y contradictoria. El analista opera para que eso insoportable quede aislado en el decir y a partir de ese real, ir construyendo, sesión a sesión, la experiencia del inconsciente y la elaboración de un saber inconsciente. Descifrar el goce displacentero que entra en el sentido gozado se vincula con un uso ético del tiempo y de la palabra. Esta es la ética del sujeto y de los discursos. El analizante busca sentido y produce un decir. ¿Cuál es su ética? “De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables16”, es lo que se denomina la entrada en análisis.Que analizante decida “la prueba del análisis ,implica que su síntoma, que forma parte de su felicidad , se transforme en clínico, es decir, se descubra imposible de soportar y por esta vía testimonie lo real”17. Hay un programa de goce que se
Para el analista, Miller nos advierte que la ética del buen decir no tiene que ver con la elocuencia, sino que se refiere a la interpretación en primer lugar, y destaca en las palabras finales de Televisión: “La interpretación debe estar lista para satisfacer el entre-préstamo”18 Allí se exhibe un juego de palabras entre entre-prêt (entre-préstamo) e interpr`ete (intérprete). El analista vale no por lo que dice, sino por la enunciación.” El deseo del analista no es más que su interpretación”19 Y aclara que la técnica se ubica del lado del enunciado y la ética, en el de la enunciación.
En la sesión hará uso del corte para delimitar el tiempo de la irrupción pulsional, y en esto es deseable saber ubicar el tiempo oportuno” kairos” y la prudencia” frónesis”. Por otro lado, también hacer uso de“ enunciados que tienen una función económica porque ponen la enunciación en una posición de x: mmhh…,los¡oh!, los¡Ah!,los sí (…)”20En Televisión Lacandestaca que la dirección de la cura se sostiene por un deseo “decidido”. Entonces, si no hay clínica sin ética es porque no hay ética sin deseo y este se vincula con la elección “Y cada interpretación ,vista bajo el ángulo de la ética ,reconduce al sujeto a esa elección.”21
Si la interpretación queda reducida a una jaculatoria es porque lo que se obtiene de un análisis es lo más singular del propio ser, que es producto de una reducción, luego de haber dado lugar al vacío, al silencio, a considerar que la palabra de cada analizante vale en relación al goce que la soporta.
Piglia dice que el poeta y el psicoanálisis comparten “el arte de la natación”22para el analista tratar de mantener a flote en el mar del lenguaje a alguien que quiere hundirse y para el poeta porque nunca sabe si va a poder volver a nadar en el lenguaje.
Pero a esto habría que agregar la dimensión ,tal como dice Fritz Mauthner de que “el lenguaje no existe” porque lo que vale es el uso .Los analistas estamos advertidos que contamos con Lalengua ,neologismo de Lacan que aparece el Seminario XX : “El lenguaje es una elucubración de saber sobre lalengua”.Miller en “Teoría de lalengua” la define:” lalengua en una sola palabra es designar la lengua del sonido, lalengua supuesta , aquella anterior al significante-amo, aquella que el análisis parece liberar y desencadenar.(…) es el depósito ,la colección de las huellas de otros “sujetos”, es decir aquello por lo cual cada uno ha inscripto, su deseo en lalengua, puesto que al ser parlante le son necesarios los significantes para desear , y de ¿qué goza? De sus fantasmas, es decir nuevamente con significantes.”23
En esto el analista se asimila al poeta. Borges pronuncia en "Credo de poeta"24: "cuando escribo un relato,lo escribo porque creo en él: no como uno cree en algo meramente histórico, sino, más bien, como uno cree en un sueño"; "cuando escribo algo ,procuro no comprenderlo" y en unos micros para LS 1Radio Municipal (1968 y 1972) decía: "la prueba de la poesía es física. Es decir, cuando usted lee algo que es poesía, algo físico ocurre."