Cuando tenía doce años, mi hermano mayor volvió a casa después del servicio militar y trajo una cámara de visor directo de Alemania.. Quedé fascinado. Sentirla, los controles, las posibilidades que abrí. Empecé a sacar diapositivas en color.. Era mágico ver las imágenes que había capturado proyectadas en una pared.
Un tiempo después me hice amigo de un compañero de estudios cuyo padre era el fotógrafo de mi pueblo. Tomaba fotos para nuestra escuela. Una noche, mi amigo y yo fuimos al cuarto oscuro e imprimimos fotos de la chica que nos gustaba. Me encantó el proceso. La fotografía se me metió en la sangre y allí ha permanecido por cincuenta años.
He vivido y trabajado toda mi vida en un pequeño pueblo en el sur de Estados Unidos. Fue durante muchos años un área rural y agrícola. Pequeñas granjas, pequeñas comunidades. Ya no es más así, pero han quedado restos de esa época, como antiguas reliquias que emergen de la arena. Quise captarlas en fotografías antes de que la arena las cubra totalmente, captando algo de sus historias que siempre serán un misterio.
Tomé la mayoría de las fotos muy cerca de mi casa. Algunas son de mis viajes. Pero todas fueron tomadas en el sur de Estados Unidos.