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2024
Colombia
Guillermo Bustamante Zamudio (Cali, Colombia - 1958)
Licenciado en Literatura e Idiomas (Universidad Santiago de Cali), Magíster en Lingüística y Español (Universidad del Valle), doctor en educación (Universidad Pedagógica Nacional). Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional. Psicoanalista practicante, miembro de la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
Cofundador y codirector de las revistas de microficción Ekuóreo (Cali) y A la topa tolondra (Tunja).
Co-compilador (con Harold Kremer) de: Antología del cuento corto colombiano (Cali: Univalle, 1994; 2ª. ed.: Bogotá: UPN, 2004; 3ª. ed.: Bogotá: UPN, 2006); Los minicuentos de Ekuóreo (Cali: Deriva, 2003); y Segunda antología del cuento corto colombiano (Bogotá: UPN, 2007). Co-autor (con Harold Kremer) de: Ekuóreo: un capítulo del minicuento en Colombia (Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional-SOCOLPE, 2008).
Ganador del premio «Jorge Isaacs» 2002 (Valle del Cauca-Colombia), en la modalidad de cuento, con el libro de microficción Convicciones y otras debilidades mentales. Ganador (Premio compartido) del Tercer Concurso Nacional de Cuento, Universidad Industrial de Santander, 2007, con el libro Roles (cuentos cortos y microficciones). Mención de Honor en el Tercer Concurso literario «El Brasil de los sueños», 2008. Bogotá, Instituto de Cultura Brasil-Colombia – IBRACO.
Libro de microficciones: Oficios de Noé (Bogotá: Común Presencia, 2005).
Antologado en: Revista Interamericana de Bibliografía (Washington: OEA, 1996); La Minificción en Colombia (Bogotá: UPN, 2002); Dos veces bueno 3 (Bs. As.: IMFC, 2002); El placer de la brevedad. Seis escritores de minificción y un dinosaurio sentado (Tunja: UPTC, 2005); Nosotras, vosotras y ellas (Bs. As.: IMFC, 2006); Por favor, sea breve 2 (Madrid: Páginas de Espuma, 2010); Más por menos. Antología de microrelatos hispánicos actuales (Madrid: Sial, 2011).
Libro inédito de microficciones: Disposiciones y virtudes.

La verdad y su estructura de ficción

«Cuéntanos una mentira, Fernando» —le espetaron el par de viejas, meciéndose en sus sillas en el umbral de la casa y apoyadas en su fama de mitómano. «¿Mentiras yo?, ¿en este momento?, ¡si voy a casa de Filomena, que acaba de morir!». Noticia francotiradora para quienes aquella anciana representó una amistad indisoluble y veterana. Se desmecen, se atavían con las especificaciones de ocasión, y parten apresuradas. Al llegar, afligidas, encuentran a la Filomena meciéndose lenta y preguntándoles: «¿Para dónde van de luto, mijas?».

(Tomado de Convicciones y otras debilidades mentales)

Decisiones

Siendo un niño, daba vueltas hasta caer mareado. Cuando tuve edad, fumé y me puse verde, como lo que regurgité; con el tiempo, los pulmones eran color sepia. Más tarde, me inyecté drogas hasta que no había un centímetro de la piel intacto. Acerté siempre a hacer malos negocios. Infundía irrespeto en los demás, que no se privaban de darme sendas palizas. Siempre lograba las relaciones íntimas en condiciones de riesgo y entre bribones. Así, cuando por fin me hice responsable, decidí suicidarme en defensa propia.

(Tomado de Roles)

Pares y nones

Con su propio linaje, Noé salvaría a los hombres respetuosos de Dios. Y para salvar a los inocentes animales, introduciría al arca parejas de aves del cielo, ganados, bestias y reptiles terrestres.
Ahora bien, los machos y las hembras escogidos casi nunca estaban ligados de antemano; en muchos casos, su unión habría sido imposible mediante el encuentro entre las hormonas y los órganos que las saborean; la elección casi siempre pasó por deshacer parejas ya conformadas. Pero nada de esto fue inconveniente: los animales, respetuosos e ignorantes de la condición impuesta, no sintieron el llamado instintivo hasta ser liberados bajo el mandato de crecer y multiplicarse. Entonces cumplieron, también dóciles, con la desvergüenza a la que tal consigna llamaba.
Por su parte, Noé y esposa ya eran una pareja, decisión respetada, aunque cada uno se preguntó si habría sido afortunado de haberle correspondido otra. Llamados a mantenerse castos durante el viaje, musitaban plegarias y rumiaban pensamientos, pero estos remedios no conseguían atenuar la duda, sino fortalecerla. Ambos también fueron exhortados a crecer y multiplicarse, a poblar la tierra; pero finalmente no pudieron, y esa misión debieron asumirla los hijos engendrados antes.

Los animales, que no tenían razones, aceptaron cada impedimento, obraron en consecuencia, fueron felices. Noé y esposa, que podían fabricar explicaciones, no atinaron, sufrieron, dudaron, fueron infelices.

(Tomado de Oficios de Noé)

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