Herejía
Impugno los aprendizajes de todas las mujeres que fueron mis antepasados. Rechazo esta sabiduría ancestral que no pedí tener y que corre por mi sangre. Desconozco mi instinto de supervivencia, contradigo mi intuición y traiciono mi razonamiento. Estoy dispuesta a abandonar todo lo que soy, para aceptar la conspiración del destino que puso a un hombre maldito frente a mí.
Macho comprobado
Se bajó el pantalón y enfiló hacia las nalgas que se ofrecían juguetonamente. Penetró al joven con fuerza, con el deseo endurecido de pampa, salitre y cobre.
Lo cabalgó hasta derramarse en cal y agua salada. Se arregló la ropa, evitando mirar al hombre que desde abajo le observaba sudoroso y expectante. “No se confunda, amigo. Esto fue una excepción. A mí siempre me han gustado las mujeres”.
PUNTADAS
Recojo mi piel y hago un esfuerzo por cubrir mis músculos con ella pero cada movimiento arde como una quemadura. Es como si esa piel ya no fuera mía, como si en el acto de haberme despojado de ella para inventar una nueva desnudez contigo, hubiese tomado otra forma, la de otra mujer.
Tomo hilo y aguja y con dolor costureo la epidermis sobre mi cuerpo. Con cada pespunte juro que no quedaré en carne viva nunca más.