Desafío a la geometría
Realizaron el experimento sobre una cama que era un perfecto paralelepípedo rectángulo. Se colocaron de manera horizontal y paralela y demostraron que dos paralelas pueden encontrarse a través de una perpendicular (¡qué palabra!) que no sólo las une.
¡Evohé, evohé!
Soy la quinta entre las hijas de mi lengua. Inicio de esplendor entre las estrellas brillo y doy al aire su postrer murmullo. Estoy en la dureza del ébano; en el encanto eterno del eclipse soy comienzo y final y no hay éxtasis sin mí.
No hay explosión, ni embeleso, ni espejo esclarecedor sin mi presencia. Estoy en la esmeralda que encandila y en el encaje que enternece. Sin mí no hay época, ni espíritu, ni eternidad.
Soy de enormes elefantes principio y fin, también de la embriaguez y del grito de euforia de las bacantes. Brillo en elegancia y en embrujo, en la emoción que embarga y en la espada que empuñan esforzados guerreros. Presente en la energía, en lo excitante, en la esperanza; también en el enfado, en la enfermedad y en el engaño.
¡Evohé, evohé!: la e (esto se escribe al revés)