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2024
Chile
Astrid Fugellie Gezan nace en Punta Arenas, Chile, en 1949. Desde temprana edad escribe poesía, publicando su primer libro con tan sólo 15 años, con aportes de la Municipalidad de su ciudad natal. Estudia Educación de Párvulos en la Universidad de Chile, profesión que ejerce sin desligarse de la creación poética. Entre sus obras más destacadas están Quién es quién en las letras chilenas (1982); Las jornadas del silencio (1984); Los círculos (1988), publicación que fue galardonada con el Premio Academia Chilena de la Lengua en 1989; Dioses del sueño (1991); Llaves para una maga (1999); La generación de las palomas (2005), la cual contó con el apoyo del Fondo de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, y En off (2010). Es miembro de la Sociedad de Escritores de Chile y de la Corporación Letras de Chile. Actualmente se desempeña para el Sistema de Bibliotecas Públicas de la Ilustre Municipalidad de Providencia (Santiago de Chile) y como evaluadora y jurado en el Consejo Nacional del Libro y la Lectura, y prepara su nuevo libro de poemas, Archivo.

Detrás de la escena

La casa que contiene las iras, la furia que

encierra aquel hogar, el dolor que sujetan sus

muebles, la indignación que esconden  los

pasillos, la rabia que ocultan sus habitaciones, los

hijos que amiedados se esconden, la mujer que

acude a la oración.
              
      Lo cordial jamás estuvo en esa casa. Poco a

poco, la maldita,  fue enjaulándose: abandona-

dos al mal morir sus  moradores.

        ¡Que Dios nos libre de tal impotencia!

EL   PARQUE

pensativa voy por el parque.  detrás, lento, un
hombre  que nada sabe de mi.           frente al
camino   el hombre   detrás   lento.

no le intereso a pesar del atardecer tan recep-
tivo. durante mi andada cuento historias; a na-
die emociono.    durante esas horas cuento al
hombre, que no escucha, cuan extraordinaria-
mente muere mi cuerpo.
 
Mi paseo y ese hombre se malogran,  inútil se-
guir. pensativa siento que pudimos ser  criaturas
hermosas.
                              
Ahora, la monodia me sigue, y los detalles me
pierden, y los árboles me ocultan, y yo atrás de
mi  sombra,  mancha que asumo poco a poco.
LOS PARAGUAS DE CHERBURGO

"…deux ans…deux ans de notre vie!
Je ne pourrai pas!..."


La celada acorta mis pasos, y
me sorprende en las inmediaciones
del parque.

Vacilante, camino sobre el césped, con
un calendario otoñal bajo el brazo.

Ignoro si busco lamentar o estremecer:
la jornada es otra, el siglo, otro, otra mi
palabra y tu nombre.

Los caminantes abren sus paraguas, y
los goterones caen a pesar del lustre de
la tarde.

De quiebre y rompe me detengo: en una
de las bancas, Catherine Deneuve, y Nino
Castelnuovo se miran murmuran y en-
cogen bajo un paraguas deshilachado.

(Al Director Jacques Demmy)

TRAJES

     Tus ternos declinan  por la habitación como palomas calinas.

El apartamento  se parece a aquellas grutas encofradas que siempre ocultan algo. Tus prendas me persiguen con su insistente olor y, angustiada  intento hacer el quite no obstante, inútil, el miedo habita en mi cuerpo y no detrás de la puerta.

     No entiendo por qué esos ropajes se detienen frente a la cómoda de Oregón,  y abren cajones llenos de secretos. Es probable guardes el tuyo. Tus ternos, ahora,  me arremeten, me persiguen, me acosan, me acorralan, me provocan…  no les eludo, por el contrario, acabo abrazándoles como a pájaros imprecisos.

     Con la llave en la mano izquierda doy tres vueltas a la chapa y,  por la ranura de la puerta  que da al pasillo lúgubre del edificio, me llega el hedor que vela un misterio lejano y sin retorno.
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