Tomás M. Hoffmann
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Un amigo, también gustoso de The Big Bang Theory, me comunicó y permitió disponer de sus relatos.
Él tenía esta idea: hay sentidos del humor. Así ocurría entre él y su hija adolescente. Duchados en las mismas diferentes lenguas, pasaban por momentos de una a otra mediante juegos de palabras, equívocos, traducciones traicioneras tendenciosas. Era condición suficiente, aunque no necesaria, que un 3. no entendiese rápidamente que un "Throw me the ball!" aludiese a su compulsión de que le diesen bola, ya! O… que le alcanzasen el bol; y se convertía en un "through me the ball" que atravesaba cualquier sentido. Momentos de sinsentido en el sentido compartiendo además suficientes inhibiciones y Superyó para que la risa fuese liberadora en lo que Lacan llamó la 'altiva alteridad' del chiste.
Lo más notable era que, siendo sólo cuestión de palabras inesperadas, tras un breve hueco, se generaba en el otro una réplica inspirada en el primer equívoco, que a su vez inspiraba a otro que a su vez...hasta que después de 3/4 circuitos, agotados los ingenios, cada uno por su lado sabría que, de ellos, se harían dos. Encontrarían así su límite y sus partidas en esta pequeña particular parroquia, más bien sinagoga, que se iría presentando como Unsinn-ahoga, 1. de risa, luego de amor y luego de otra Cosa. Las lenguas que parecían servir al diálogo, mezclaban ingredientes de lenguaje y lalengua en dosis aproximadas; consonando con su inconsciente.
Los cuerpos agitados: la risa incontenible, signo de goce de uno y de otra uno. Pero...ese saber hacer 'compartido' con los equívocos; ese dar lo que no se tiene en las ocurrencias imprevistas, esas interpretaciones cruzadas evocaban a las palabras que hacen el amor (Breton); siendo el amor siempre recíproco (Lacan). El 3. incluido/excluido componía la trama. ¿Demasiado entramada?
El desgarro provino de otro desgarro: la hija, ya veinteañera, fue dejada caer estrepitosamente por su novio (bendecido por el padre). Un agujero que condujo del vértigo al pasaje al acto apenas evitado por varios acting outs que la sostuvieron durante un cierto tiempo indujeron a que cada miembro de esa familia consultase, con suerte muy diversa, a varios analistas. El chiste se había terminado. Una certeza para mi amigo: si su nivel de desgarro y de angustia era tan alto, lo que se había desnudado/desanudado era para él un lazo demasiado relevante.
Brevísimos puntos de su historia; en principio erróneamente desdeñada por su entonces analista, en aras de que ese contexto sólo velaba el cómo había llegado el consultante hasta allá. Una hermana fallecida; un duelo casi renegado; familiares deportados y asesinados en la II guerra y tres lenguas diversas lo habían recibido en su venida al mundo. Sin saber cuánto se debió al análisis o a su interrupción; la vía del ordenamiento simbólico, de las explicaciones, de algún intento de chiste, no tuvieron el valor de lo que fue alentar una disciplina que requería silencio y destreza en su quehacer. Iba cicatrizando el desgarro; con tejido menos jocoso. Se iban reanudando, de modo distinto, las conversaciones.
Mi amigo, el aquí llamado padre, interesado en otro análisis, después de tiempo pudo ubicar, mediante pesadillas y recuerdos, que había 'elegido' una mala vía, un falso enlace, para hacer con sus tempranos
Tomás Hoffmann
(*) Neologismo de significaciones tentativas antónimas: 1. Chisteante. 2. Final de chiste.