Fabián Fajnwaks
Poesía: herejía de la lengua
Hemos tomado prestado el título de nuestro artículo de un libro de conferencias del gran poeta Yves Bonnefoy publicado recientemente, ya que en este veredicto perentorio nos parece situar de la manera más justa y pertinente la aversión de nuestra época a la palabra y al lenguaje. El libro de Bonnefoy se interesa en distintos aspectos de este diagnóstico y una de las estaciones en que se detiene en su recorrido es la poesía de Paul Celan a propósito de la acusación de plagio de que fué objeto por la mujer del poeta Yvan Goll. Volveré sobre este punto. Digamos que si la poesía de Celan ha interesado tanto autores tan variados (Heidegger, el primero y con un estatuto de cierta excepción, luego toda una serie de lectores de Heidegger : Derrida, Gadamer, Badiou, Lacoue-Labarthe, Jean-Luc Nancy, Georges Steiner, entre otros) es seguramente por su tratamiento particular de la lengua alemana, y por demostrar cómo se pueden escribir poemas ’después de Auschwitz’ (no necesito recordar la célebre proposición de Adorno). Un gran número de escritores alemanes han dado testimonio de la dificultad que han tenido en poder escribir a partir de 1945, de hacer ficciones con una lengua que había devenido un simple instrumento de comunicación, bajo la forma de propaganda, de órdenes, de discursos marciales de masa que habían contaminado la lengua durante el nazismo. « No teníamos ya ninguna lengua para expresarnos - dirá Heinrich Boll - solo nos quedaba una suerte de argot ». En una entrevista, Derrida dice que « la experiencia del nazismo fue un crimen contra la lengua alemana » 1.La lengua en escabel
Más allá de la experiencia subjetiva y de la dimensión autobiográfica de la poesia celaniana, donde « su herida más profunda » se conjuga con el desmembramiento que imprime a la lengua, es del movimiento mismo de la poesía a lo largo del siglo XX que la suya testimonia, lo que el poeta afirma en su discurso de Bremen, en una fórmula tan sintética como tajante : « El poema no se impone ya más : él se expone ». No hay ya expresión en el poema, como lo quería el romanticismo o aún el neo-romanticismo, más cercano a Celan : no se trata ya de plasmar en el poema algo que se encuentra en el mundo interno del poeta. El poema se expone, se da a escuchar o a leer, exposición o sobrexposición del poema, lo que lo sitúa claramente como una epifanía de lo real. Exposición que es posible por el trabajo de cavado del poeta en la lengua : Uno de sus biógrafos, su amigo Israel Chalfen, testimonia que cuando se le preguntaba a Celan lo que hizo durante cuatro años de trabajo en el campo de Tabresti, en Ucrania, durante la segunda guerra, respondía lacónicamente: « cavaba ». Los diccionarios etimológicos permiten verificar que graben (cavar, en alemán) y scribere (escribir en latín) tienen una misma raíz común, y que se trata para Celan de un único y mismo gesto : cavar en la lengua del mismo modo que cavaba la tierra en el campo de concentración.Yo cavo
Tu cavas
Y él cava, también, el gusano
Y lo que se canta allí, dice
Ellos cavan »
Dice el poema que abre la recopilación La rosa de nadie. Cavando en la lengua, la escritura imprime el movimiento de « la palabra que va hacia lo profundidad » 9 de la lengua sobre la cual el poeta opera como una muesca, un corte, para hacer afluir una resonancia del alemán que permaneció inédita hasta ese momento.
Pero « cavar en la lengua » : ¿no evoca esto el trabajo que Lacan describe en su Lituraterre con el surcamiento que la palabra opera sobre el goce para hacer surgir la lalengua, entendida esta como « la integral de los equívocos que su historia ha dejado persistir en ella » 10? Solo que allí donde Lacan describe el cavado de la lengua en el goce con la imagen de la lluvia del significante sobre la planicie siberiana, erosionandola con el surcamiento que el significante produce en los torrrentes que recortan esta planicie, en la poesía de Celan se trata del cavado de la lengua por la lengua misma, en un trabajo de erosión que la lengua produce en su seno mismo, en un movimiento centrípeto. Allí donde Lacan situaba la letra como el borde del agujero en el saber que el trabajo del análisis permite, no parece haber en la poesía de Celan una letra que se destaque, ya que la lengua poética parece saturar la zona de borde que dejaría lugar a una ausencia,Si Joyce operó esta escabelización de la lengua inglesa a nivel de la narración y de las lenguas en su Finnegan’s Wake, autores como Paul Celan lo hicieron en un movimiento hacia el interior de la lengua (alemana) misma. La imágen que podríamos dar de este movimiento de descomposición de la lengua para producir la lalengua es la de los cuadros de Francis Bacon, cuando nos muestra el cuerpo desgarrado, que en pliegues que evocan los cortes quirúrgicos que intervienen para operar en el interior del cuerpo (Bacon se fascinaba con estos instrumentos que permitían sostener los cortes del cuerpo en las operaciones quirúrgicas), muestran en un movimiento que solo Bacon logró reproducir con mano de maestro, el interior de la carne que el cuerpo cubre, pintandonos algo asi como el grito de la carne. Algo estrictamente análogo sucede con la poesía contemporánea, con Celan en alemán, con los autores que evocamos en inglés, cuando corta el cuerpo multiforme de la lengua para hacer brotar lo real de la lengua 13.
Celan con Joyce
Celan practicó esta operación sobre la lengua hasta el final, en un uso que podríamos calificar de lógico, como lo hace Lacan con la solución joyciana . Recordemos las dos vías que Lacan evoca en el seminario sobre Joyce : la del « sinthome maniquí » y la « del sinthome rueda (roule) », la del « sinthoma ortodoxo », como lo llama Jacques Alain Miller en sus notas al final del seminario, y el « sinthoma hérético » : el primero es la solución del sinthoma elevado a su calidad de semblante, advenido un maniquí yCelan con Heidegger
La crítica a la instrumentalización del lenguaje en su supuesto uso comunicativo, una crítica que vemos surgir en distintos autores estos últimos tiempos, se encontraba en el centro del diálogo de Celan con Heidegger en los años 50. Heidegger había consagrado una buena parte de las conferencias que hiciera en esos años a la necesidad de articular el ser al lenguaje, punto que había sido solo una cuestión accesoria en Ser y Tiempo. El filósofo se rebelaba contra la reducción de la poiesis del lenguaje a un uso puramente informativo en la época de la Técnica. No era tan común en esos años constatar ese uso instrumental de la lengua, y esta insurgencia celano-heideggeriana tiene ciertamente mucho de precursora, de anticipación en relación a lo que ha advenido hoy el lenguaje en la épocaEl diagnóstico del diálogo de Celan y de Heidegger (y podríamos agregar a Lacan y a la experiencia analítica en este punto) se aplica perfectamente a la actualidad : ellos hablaban en esos años de lo que acontece hoy con el lenguaje. Más aún : el ascenso de los algoritmos en el discurso de las tecno-ciencias, estas cifras a las que se espera reducir el conjunto de la experiencia humana, en sus diferentes aplicaciones tecno-biológicas y del comportamiento, constituyen a mi entender la consagración de lo que nuestros autores denunciaban ya en aquellos años. Celan y Heidegger debatían a finales de los años '50, en los que la Cultura se encontraba solamente en los albores del uso instrumental del lenguaje que ha alcanzado prácticamente su cenit en la actualidad. La informática y lo que se ha dado en llamar "La razón digital", variante de la técnica heideggeriana, que es sobre todo una "razón" es decir una cosmovisión, dan cuenta de la reducción de la función poiética, creativa del lenguaje. Espitallier constata en su manifiesto por la poesía que "la poesía resiste: a la obligación de resultados comunicativos, de liv-sibilidad inmediata, de claridad sin sombra, a la instrumentalización del lenguaje, a la puesta en redes de la lengua a los únicos fines de intercambio de ficheros y de circulación de información, de data como se dice en inglés. Por un lado la lengua se rehúsa, no se pliega, resiste (y lo que resiste hace brillar), por el otro goza y hace gozar".
El encuentro con Heidegger
Celan y Heidegger se encontraron tres veces en Todtnauberg. Un bello poema (« Todtnauberg ») evoca el primer encuentro y una serie de ensayos de plumas tan autorizadas como Derrida, Philippe Lacoue-Labarthe, Jean-Luc Nancy, Alain Badiou, Jean Bollack, quienes han intentado leer e interpretar este encuentro emblemático que cada uno de estos autores ha subrayado. Por un lado, el filósofo de la vecindad de la poesía y del pensamiento, al final de la época de la metafísica, el rector de la Universidad de Fribourg entre 1933 y ’34, que adhirió al ascenso del nazismo y firmó de su propia mano la expulsión de su maestro « el judío Edmond Husserl » y algunos otros profesores, y que no buscó nunca, una vez terminado este período oscuro de la historia de la humanidad, de explicarse respecto de esta colaboración política-universitaria. Habría mucho que decir de esta colaboración, justamente, más allá de la esperanza inflamada de Heidegger en su « Discurso del rectorado », en el que asigna a la universidad un rol esencial en la transformación social de aquellos años : de cómo el Discurso universitario se implica en una íntima complicidad con lo político, sobre todo hoy donde el discurso de la ciencia se reduce casi básicamente a una versión de este discurso universitario conceptualizado por Jacques Lacan, y de uso político. Lacan no deja de señalarlo en la bofetada final que inflige al filósofo, más allá del gran respeto que tenía por él, uno de los pocos filósofos vivos de su época que
Heidegger y en sus meditaciones sobre el lugar del lenguaje en su función de decir el ser, una vez que el pensamiento metafísico ha encallado en la historia de la filosofía y que sólo la poesía y un pensar y decir poético podía abordar el ser no metafísico. De su lado, Celan, poeta que buscaba producir destellos de sentido en la lengua alemana, muy marcado por la empresa de los poetas surrealistas franceses pero también por el acmeísmo ruso (Ossip Mandelstam, Maria Tsvétaieva), interesaba a Heidegger por esta torsión que infligía a la lengua, presentando el interés suplementario que escribía en alemán y que su poesía le era así directamente accesible, a diferencia de otro poeta francés de quien el filósofo fué muy cercano, René Char.
Celan y Heidegger compartían la misma inquietud y la misma voluntad de devolver a la palabra el poder de nominación que había perdido en la época de la Técnica, en el que la palabra ha devenido un simple instrumento de comunicación y de información. Luego del Ser y el Tiempo Heidegger consideraba que había terminado con el proyecto de rastrear el ser en el ente, del cual la filosofía moderna era la realización de todo pensar metafísico y que solo le quedaba hacerse el partenaire de la aparición del ser en su destello en el dicho poético. Promovía de este modo una vecindad entre la poesía y el pensamiento para liberar al ser de la carga que le imponía el ente allí donde los conceptos de la filosofía se revelaban inscriptos en una forma de pensar metafísica. La poesía será entonces lo que permite tener acceso al Dasein fundamental del hombre, a partir de su curso de 1936-’37 sobre los Himnos de Hölderlin, sustituyendo así a todo modo de pensar estrictamente filosófico, que instauraría nuevamente un pensamiento metafísico.
Pensamientos poéticos
Heidegger escribio Pensamientos poéticos, y muchos: Todo un volumen editado bajo este nombre los ha reunido. Su lectura permite medir la influencia que poetas como Celan y Char han tenido sobre él. Son, además, muy sugerentes para nosotros, que reivindicamos como ellos una práctica de la palabra para hacer escuchar lo que el ser hablante tiene para decir.
Heidegger se explica respecto de ellos de esta manera :
« ¿Por qué los textos en pensamientos poéticos? Porque permiten evitar proposiciones enunciativas y en general frases; porque fuerzan a eludir todas las partículas. Porque permiten acceder a una usanza propia del pensar que Parménides, determinado y templado por el asunto que él hubo de pensar, fué el único en fundar y brindar cuando expresó por primera vez en el lenguaje lo compareciente, en cuanto lo poéticamente pensado.
Teniendo la apariencia externa de « versos » y de rimas, los textos ofrecen el aspecto de « poemas », más no lo son.
La superación de la proposición en la abnegación, a decir el dictado: algo totalmente distinto a la « proposición especulativa » hegeliana en relación con el juicio usual. El paso atrás, hallara aun alguna vez esta via del decir ? « 18
Leamos este pensamiento poético , por ejemplo :
Lenguaje
«Cuando volverán las palabras
a ser palabra ?
Cuando digan
- sin significar
designando-
cuando, mostrando, llevan
al lugar
del antiquísimo ser hechos apropiados
los mortales en la usanza de ellos,
adonde los convoca el tañido del silencio,
donde lo poéticamente pensado se pliega
sumisa, claramente,
a los grados del templamiento y la destinación. 19
La palabra podrá volver ellas misma cuando diga sin significar, es decir fuera de sentido, designando más bien lo que deben mostrar. Recordemos aquí lo que escribía Celan respecto de la poesía, que ella no se impone ya más, sino que se « expone » : es del mismo tono que esta palabra que no significa ya más, sino que designa la tela, lo « a designar ». Posee entonces ya una capacidad de nominación, que es real, podríamos decir y no de significar, que inscribe la palabra en el registro simbólico. Este pasaje evoca entonces , podríamos decir, el pasaje del uso de la palabra en el primer Lacan, el Lacan del significante, aquel donde la palabra significa
Otro de estos pensamientos poéticos dice :
No en proposiciones :
solo desde lo no dicho
y largamente pensado
y bien guardado,
puedes osar
quizás
decir
lo que indica el camino. 20
Decir no implica para el filósofo una palabra vacía : justamente es una palabra plena en la medida en que traduce lo « largamente pensado » y emerge desde « lo no dicho » que es el silencio que da lugar esta palabra, y se despliega como una zona que tiene valor de lo que llamaríamos con Lacan el borde de lo indecible. No son tampoco « proposiciones », formulaciones que se despegan del sujeto, sino más bien dichos, que como estos dichos poéticos, se encuentran más bien plenos de lo que el sujeto tiene para decir: « lo largamente pensado », lo más propio . En un decir que singulariza, como el del análisis….
Aun otro :
Lo igual y los mismo
Como ? Queréis lo igual en todas partes ?
Constantemente eso es solo lo común
que se jacta de ser especial.
Pero en ninguna parte conocéis lo mismo.
Solo queda lo único uno,
que nos dota puramente para lo propio.
Lo igual y lo mismo se oponen : lo común es lo que masifica, indiferenciado. Es a partir de lo igual, lo igual a sí mismo, que se accede a lo unico y a partir de allí a « lo propio » a lo singular. Cuando Lacan decía que Heidegger tenia como « un presentimiento del psicoanálisis », ¿como no reconocerlo en estos pensamientos ?
Algunos
Solo unos pocos,
pero de acuerdo
en lo solitario
de lo unico uno,
de lo mismo :
solo ellos escuchan el lenguaje
de los lenguajes
Agradecer es pensar
y no al revés.
Pero pensar.
Heidegger juega aquí con la homofonía presente en alemán entre danken (agradecer) y denken (pensar) : Qué relación existe entre ambos términos más allá de la homofonía ? Estos pensamientos dicen el estado de desposesión, casi de humildad en que debe situarse aquel que piensa: La disposición necesaria de falta que busca pensar aquel a quien falta, como a aquel que agradece.
Si la poesía interesa a Heidegger es porque constituye una manera de abordar un real no-metafísico sin pasar por el concepto o la representación que podría, nuevamente, reintroducir el pensamiento. Pero si el « encaminamiento hacia la palabra » heideggeriano supone que esta palabra retome el ser olvidado en el ente, en la experiencia singular de la poesía de Celan, el acento estara más bien puesto en lo que distingue a la poesía del
Si para Heidegger el ser es esencialmente irrepresentable, y que sabría reducirse al ente que busca capturarlo, Celan se hace eco de este hecho con su idea del poema como imposible a decir, y lo que se retiene del poema no es más que una epifanía de aquello que se dice por exposición, o sobreexposición. El poema en Celan se encuentra tornado hacia « lo que aparece » y constituye una mostración, en el dar a escuchar del evento, lo que no puede decirse más que una vez, una sola y única vez. Lo dice de manera muy bonita, en la respuesta que da a la librería Flinker : « La poesía es una vez, el envío de su destino al lenguaje : Una vez, no dos », afirmando que el bilingüismo en poesía es imposible, por esta misma razón : « El poeta, en una lengua extranjera, miente ».
El poema habita un presente transitorio en Celan, contra una suerte de presente inmanente, perpetuo en Heidegger. Si el poeta insistia en decir « que no existe un poema absoluto » era ciertamente para acentuar el
Lacan define en el seminario XI al Inconsciente como pulsación, pulsación que permite de captar en el movimiento de apertura el representante-representativo de la pulsión. Vorstellung-representanz que, tanto como el poema, no se deja cernir : en su exposición (recordemos la frase de Celan aquí : El poema no se impone ya más: El se expone) se da a escuchar.
Este presente del poema, siempre actual e incalculable en su carácter pulsátil y contingente: ¿no corresponde también al de la pulsión, que se expone en el destello incalculable del Inconsciente ? Y en esta pulsación, no nos deja el poema cernir un « trozo de real » que el poeta busca atrapar, pero que no cesa de no escribirse ?
Celan nos entrega también el melos del lenguaje, su Lied, su textura fónica, para retomar un término de Georges Steiner en Después de Babel, o aun su elemento real, que Barthes señala en sus textos más inspirados por Lacan, su Leccion inaugural en el Collège de France o aun en El placer del texto.
La palabra poética se articula en un Atemwelde, un Giro del aliento, título de su última compilación de poemas, que coincide aún con el movimiento reflexivo del circuito pulsional que evocábamos.
Po-ética
Este dialogo entre Celan y Heidegger toma una dimensión de época, marcado por los elementos biográficos de cada uno sobre fondo de los eventos más traumáticos del siglo XX y toca a la manera en que se puede pensar y escribir poesía no solamente después de estos eventos traumáticos, como lo recita la famosa frase de Adorno, sino a partir de lo que llevó a estos eventos traumáticos. Esto toca directamente a la manera en que se puede pensar para el filósofo: es decir de ninguna otra manera, verdaderamente, que incluyendo al sujeto allí, de la manera más radical y precisa con el lenguaje, es decir en la poesía, en un decir que incluya en su seno un saber estrechamente asociado a la verdad, como lo propondrá Lacan en su Discurso analítico: Todo otro saber para Heidegger recae nuevamente del lado de la Metafísica. Y del lado de Celan la poesía sólo es posible infligiendo una muesca, « cavando en la mecánica de la sintaxis » como dice Espitallier, haciendo así surgir destellos de sentido como un prisma refracta la luz produciendo su descomposición. Una po-ética (el término es de Alain Badiou) un decir que albergue en su seno la cuestión más personal del poeta, un bien-decir que permita dar curso a su herida más íntima y que de este modo afecte al lenguaje mismo, descompuesto porque traduce ya la descomposición subjetiva del sujeto Celan, y la de nuestra época. « Vivimos bajo cielos oscuros - escribe el poeta a Hans Bender - es quizás por eso que hay tan pocos poemas ». « Cielos oscuros » : la expresion evoca el « Por qué son necesarios poetas en tiempos oscuros » de Hölderlin, que Heidegger comenta en su texto de Holzwege.