Silvia Ons
Puede escribir sus comentarios aAnte la invitación de la Clarck University y frente a la célebre estatua que ilumina al universo Freud le dijo a Jung : "No saben que les traemos la peste". Lacan advirtió que Freud se había equivocado ya que creyó que el psicoanálisis sería una revolución para América cuando en realidad fue América la que devoró su doctrina retirándole su espíritu de subversión.
El deseo de Lacan consistió en reintroducir esa plaga en el espíritu de un freudismo aletargado que, después de haber sobrevivido al fascismo, se había adaptado al extremo de olvidar la virulencia de sus orígenes. Poco ya quedaba de la idea de su mentor quién expresaba en esta frase la connotación inquietante de su descubrimiento: "Si los dioses no se dejan doblegar apelaré al infierno". Lejos de su afinidad con esa gesta, el psicoanálisis se había puesto al servicio de una adaptación al orden vigente tan duramente criticado por Freud. Lacan considera que ese hecho no obedece solo a un avatar coyuntural, el psicoanálisis está amenazado desde su nacimiento mismo y diría que toda su enseñanza parte de no haber olvidado nunca este principio. Cuanto mayor es la fuerza de una verdad, mayor será la fuerza que intentará ahogar esa verdad para transformarla en un saber digerible, compresible, liviano, fácil. Lacan quiso que su escritura no fuese un hueso sencillo de roer como no lo es nuestro inconsciente, como no lo es nuestra singularidad allí donde el mercado pretende hacernos, domesticables, subordinables. A Lacan se lo acusa de críptico, de barroco , no se entiende que su propósito de que el psicoanálisis no fuese amordazado por el saber libresco hizo a un estilo no fácilmente comprensible. Se lo tilda de
el psicoanálisis y para poder hacerlo tuve siempre muy claro que no debía ser reabsorbido en ella, diría que se identificó con la esencia del psicoanálisis mismo. Fue expulsado de la Asociación Psicoanalítica Internacional por haber cuestionado hasta qué punto los encuadres vigentes atentaban contra los principios mismos del psicoanálisis. Fundó una Escuela que quiso fiel a esos principios, inventó un dispositivo llamado" pase" con el objetivo de que aquellos que atravesaron una experiencia analítica testimoniaran de sus efectos, ambicionaba que esos relatos enseñasen que esa experiencia no se yergue en lo incognoscible y que puede demostrarse, en un acercamiento al orden científico que la cura no es ajena a la lógica ni opuesta al rigor. Disolvió su Escuela cuando la vio alejarse de estos principios, amaba el psicoanálisis por sobre todo y no iba a renunciar a él en aras del confort , ese confort que según sus palabras era la raíz de toda corrupción. "Soy freudiano-decía- a ustedes les tocará ser lacanianos".
Miller encarna ese "ustedes" y es –sin duda- su mejor intérprete. Sus oponentes lo acusan de haber simplificado la enseñanza de su maestro, de haberla aclimatado para volverla accesible. Creo que más bien Miller combate a ese lector que sólo tomó de esa enseñanza un aforismo al extremo de repetirlo a cuatro vientos, Miller nos lleva a leer a Lacan a partir de sus preguntas, lejos de haber simplificado a Lacan, nos muestra a un Lacan que se da réplica a sí mismo y no al profeta que clama sus certezas.
Silvia Ons