Fernando Vitale
Puede escribir sus comentarios a1. Introducción del argumento
¿Qué es lo que está ocurriendo en el estado actual del malestar en la civilización para que a modo de plaga nos lleguen cada vez con más frecuencia a la consulta, demandas provenientes de mujeres que sufren de aquello que para la tranquilidad de conciencia del amo contemporáneo ha quedado clasificado bajo el nombre de trastornos de la alimentación?
¿Qué es lo primero que escuchamos de la boca de estas mujeres?
Que en ciertas coyunturas dramáticas se han producido en ellas ciertos acontecimientos del cuerpo que en sus combinaciones más variadas presentan sin embargo algo en común. Ellos nos muestran un enigmático funcionamiento del goce pulsional que no deja de interrogarnos. Eso que las llega a conducir a estados verdaderamente invalidantes, es algo a lo que al mismo tiempo no pueden dejar de recurrir a modo de solución cifrada y repetida ante situaciones de extrema angustia.
¿A que impasse de la sexuación podemos atribuir ese nuevo destino de la pulsión que pone en cuestión no solo todo aquello que creíamos saber de la clínica de las neurosis sino también de la clínica de las psicosis?
Trabajando junto con un grupo de colegas en el proyecto de investigación de lo que hoy llamamos Psicosis Ordinarias y que decantó en una publicación1, me encontré con una referencia que me había quedado ubicada desde la presentación que hiciera J.A.Miller del Seminario 4 de Jacques Lacan.2
En ese Seminario Lacan ubica como uno de los avatares posibles de la satisfacción de la pulsión, el de quedar confinado a convertirse en un intento límite de compensar e intentar aplacar lo que puede tener de insoportable la decepción experimentada en lo que denomina el juego simbólico de los signos de amor.3
En lo que sigue, intentaré fundamentar muy brevemente dado el tiempo de que dispongo, las razones por las que creo que podemos encontrar allí un instrumento de lectura en la que orientarnos en nuestra clínica actual.
2. El concepto de frustración hoy
Que Lacan haya discutido el uso que los postfreudianos hicieran de esa noción no significa que Lacan no la considerara en ese Seminario una noción central. Es más, lo que Lacan afirma es que de no poder articular con precisión los resortes de la estructura en juego, no podremos tampoco entender las razones por las que la castración freudiana era para él la operación que permitía franquear el impasse al que inevitablemente conduce la dialéctica de la frustración.
Ahora bien, ¿qué interés puede tener hoy para nosotros volver a repasar esas tempranas enseñanzas de J.Lacan?
Como ha planteado Eric Laurent, es solo despejándonos lo suficiente de cualquier delirio de normalidad como podremos acercarnos a la noción de síntoma desde una perspectiva estrictamente psicoanalítica4. Es a partir de situar el agujero en lo real que implica para el parletre la no escritura de la fórmula de la relación sexual, que podemos ubicar al síntoma como aquello que viene a intentar suplir para el parletre la no escritura de la fórmula de la relación sexual, que podemos ubicar al síntoma como
3. Las coordenadas de la producción del síntoma
¿Qué observamos hoy en la clínica cuando intentamos indagar los momentos de desencadenamiento de estos nuevos síntomas?
Que ante las coordenadas precisas de la situación de frustración y siempre ante el recurso fallido del llamado al padre, las sujetos relatan el comienzo de episodios en los que verificamos el funcionamiento pulsional compensatorio tanto en sus formas bulímicas como anoréxicas en sus más variadas combinaciones y alternancias. Lo que resulta clave es que para ellas, eso ha dejado una marca imborrable y que lo que se inició allí inaugura una serie que se caracteriza por su repetición. Esos síntomas que se articulan exactamente en el punto de viraje posible entre lo preedípico y edípico tal como lo había situado Freud, podemos denominarlos como síntomas de la frustración.
4. La pulsión como compensación de la frustración de amor
¿Cuales son las características de esa lógica a la que queda anudada la pulsión?
Lo que nos dicen esas sujetos es que en esa escenas por quedar la satisfacción pulsional confinada a intentar suplir la frustración de amor experimentada, esta no encuentra nunca su límite. Ellas no están en la satisfacción que pudieran obtener del objeto pulsional velado por el fantasma; sino que, por quedar fijadas al punto de decepción, el sin límite que habita ese modo de funcionamiento pulsional va perforando paulatinamente el fantasma hasta encontrar el objeto en lo real como el desecho en la que ellas mismas se convierten.
5. La identificación al falo
Otro elemento que me parece importante destacar es que incitadas a desplegar sus cuestiones estas mismas sujetos nos relatan con precisión como este mecanismo se les repite exactamente cada vez que intentan anudarse a un lazo de amor posible con algún partenaire. La aparición de las figuras que encarnan a la otra, lejos de articular para ellas la pregunta histérica, las sume siempre en una caída completamente devastadora que las confronta con un agujero imposible de simbolizar. Se verifica así una de las consecuencias a extraer de quedar fijadas a la posición de frustración y es la imposibilidad de conquistar la identificación al falo propiamente dicha. No es que no dispongan de alguna referencia fálica sino que ésta queda reducida al estatuto de objeto imaginario de comparación que las deja en un "o yo o la otra" sin salida. Pueden ubicar perfectamente el juego de seducción histérico pero nos testimonian su
absoluta imposibilidad de articularse a eso. La conquista de la identificación a ser el falo que les permitiría manejar la mascarada en tanto velo de la falta para causar el deseo del Otro que es lo que abre como posibilidad el poder ubicar otra versión del falo vía paterna, no está integrada en la subjetividad de estas mujeres.. Lo que llamamos el manejo de la mascarada queda reducido en ellas a un puro sometimiento a rutinas e instrucciones de saber.
6. La transferencia analítica como refugio de lo que el síntoma no anuda
El anudamiento de estas mujeres a la transferencia analítica nos permite ver con claridad que como dijo Lacan la verdad de la que justamente la transferencia analítica es el descubrimiento, no es otra que la verdad del amor y que es en ese terreno donde se juega la partida.
Si para una mujer, por las condiciones propias de su goce, este no puede pasar sino por las vías de algún ejercicio posible del amor en el lazo al Otro, ellas nos testimonian con sus sufrimientos el estatuto de pieza separada en que puede quedar arrinconado el amor en los tiempos que corren.
Como siempre podemos encontrar en los poetas un bien decir que supera lo que alcanzamos en nuestras elaboraciones teóricas, para terminar, voy entonces a citar solamente algunas líneas del tema Spaghetti del rock del grupo Divididos:
"Pistones de un curioso motor de humanidad, resortes viejos de este amor que va…"
"Remontar el barrilete en esta tempestad, solo hará entender que ayer no
Fernando Vitale
Bibliografía