Tomás M. Hoffmann
Introducción a posteriori
La que sigue a este párrafo la escribimos a mediados de Febrero del 2020. Pandemia era uno de los nombres de los impactos generados en y por las organizaciones sociales, su efecto, su desborde. Con ello aludíamos desde las teorías más conspirativas de armas biológicas hasta los efectos de la hambruna social que levaría consigo el régimen político-económico en China, a las predicciones y aquellos que retroactivamente ‘lo sabían’. Y a las reacciones posibles (aunque ya había películas y textos al respecto) Y al azar. Hoy, 23 de Marzo, estamos aislados, para vivir y no contagiar/nos; con una serie de cuidados inéditos que demasiados idiotas (Editorial de ayer de J. Viale) o pelotudos (Clarín, S. Borensztein) tratan de ‘eludir’, de vacaciones. Apenas un preludio (inferimos), que tarde o temprano hará sentir con más violencia el desequilibrio económico-social y la desconsideración de lo Real. ¿Nombres de la “defensa frente a lo Real sin ley” (Jacques-Alain Miller) que se convierten, en tanto portadores ‘por elección’, en un real sin ley ?, letal. Lo habíamos intuido en la presentación al decir “sin desconocer los azares que pueden, más aun, poner las cosas pata para arriba”. Pero una cosa es intuirlo, calcularlo, hasta predecirlo y otra es pasar por la experiencia real. Es un loquero en el que estamos metidos; y en él aparecen desde las crueldades más solapadas hasta las más evidentes, los ‘disparates’ más insólitos, y también las pequeñas o grandes invenciones amorosas en un enorme abanico de decisiones que tomamos. En las grandes y pequeñas acciones. A veces estamos convencidos, en situaciones como estas, donde se van a a poder clarificar y distinguir como nunca -salvo en fenómeno humano de las guerras- lo que JAM en su Conferencia de Madrid, llamó ‘Mensch’, refiriéndose así a un amigo y colega nuestro (Lito Matusevich) de aquél que no lo es. O para ser menos tajante, cierto grado de ‘Menschlichkeit’. Durante y después vendrán matices, imposturas, sesudos enunciados y blablas. Pero esto es cuestión de actos. Y, ¿porque no? de tal vez otro principio de calificaciones. Con la doble sensación de que por un lado ‘no hay progreso’ y de que nuestro mundo no será el mismo dentro de algunos meses (oscilando entre el pesimismo y el optimismo), volvemos a la que fue nuestra Introducción a la nueva Sección, cuando todavía queríamos pensar (¿deseábamos?), que ‘el brote sería controlable y circunscripto’: como un brote psicótico de ‘otro’ lejano... Es curioso: no habiendo medicación y con la seguridad de que lo único que, al día de hoy, se demuestra efectivo: aislamiento social, presencia amenazante del cuerpo del ‘otro’ muy crecano…, testeo e higienizarse las manos -no ‘lavárselas-’, retomamos nuestra anterior presentación:
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“Ring the bells that still can ring; forget your perfect offering, there is a crack, a crack, in everything, there’s how the light comes in” (Leonard Cohen, Anthem)Y…un esfuerzo más fue necesario para que se nos ocurriera darle un título a esta nueva sección de ‘Cita en las Diagonales’, producto de preocupaciones, discusiones y sorpresas varias en el loquero en que estamos metidos.
Repuestos -no sin asombro por nuestra imperdonable ingenuidad- de algunos empujones, hurtos, boicots que generaron un peculiar desgano; retomamos nuestras publicaciones. Habíamos dejado en el sótano y dado por perimidos tanto algunos aportes kleinianos, como su continuidad y profundización en ‘La agresividad en psicoanálisis’ de Lacan. Peor aún: al menospreciarla en nuestra clínica y dando por sentado el 'affectio societatis' en otros ámbitos, estas irrumpieron de manera sorpresiva, en lugares y situaciones que considerábamos ‘heimlich’. Peor aún, ubiquemos bien La Cosa: habíamos desconocido en parte aquello con la que inauguramos nuestra 1. Editorial: “Cuando se concurre a una cita uno no sabe lo que le espera…”
Injusto sería no mencionar que hubo alientos directos e indirectos; directos: continuaban apareciendo pedidos de suscripción a CITA, ofertas de participación, genuinos, elogios y agradecimientos por tal o cual nota; y, finalmente, la creación de la movida ZADIG (zero abjection democratic international group) por J-A Miller, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Por otro lado, de tanto en tanto, observábamos cómo se acrecentaba considerablemente el número de visitas a trabajos realizados hace tiempo, donde ponderamos la generosidad, el grano de autenticidad y afecto de nuestros entrevistados y participantes de otras secciones. Sobrepasaban -a nuestro gusto- en muchas ocasiones, el humano afán de figurar. El aforismo de Bierbaum: "Humor ist, wenn man trotzdem lacht" (el humor consiste en reírse a pesar de...) fue un bálsamo.
Por cierto, que, lectores de Lacan y practicantes dentro de la amplia Orientación Lacaniana, no se nos escapó el matiz sadeano de este nuevo estímulo. Animamos entonces a quien quiera recorrer y perderse en los impasses del "sueño dentro del sueño" de 'La filosofía en el tocador' y en la elucidación de Lacan en su 'Kant con Sade'. No nos resultó fácil la tarea, aunque por momentos divertida. Para los fines de esta introducción, que tiene en su horizonte invitar a realizar algunos esclarecimientos actuales en cuanto a los atolladeros del deseo, el goce y el placer, nuestro recorrido nos resultó embrollante.
Tomamos entonces el atajo que nos ofreció en el momento de su entrevista para Canal 7 el bailarín y coreógrafo Maximiliano Guerra, para encontrar allí un paso simple y elegante: "(Para mi) dedicarse a la danza requiere mucho esfuerzo, pero no sacrificio". Optamos por este término que convoca más a la perseverancia, que al del remanido 'entusiasmo' que, a nuestro entender, suele confundirse con lo que consideramos 'exaltaciones pasajeras'. 'Un esfuerzo más...' nos lleva más al aliento, incluso al forzamiento, que conlleva el deseo 'invariante' (Lacan, 'Los nombres del padre').
'En nuestro loquero': denle la extensión que quieran a los diferentes modos de 'organizaciones' y sus exteriorizaciones en los seres hablantes (ahora, en pandemia, sus productos desbordantes que en principio arrasa con ellas). Nos interesan los síntomas, los atolladeros, los impasses, las soluciones de las cuales participamos. Aquello en lo que hemos sido tomados y aquello en lo que hemos decidido tomar. Sea una organización, política, social, movimientos, religiones, ideologías, redes sociales, sexualidades y sus fenómenos, calentamientos globales, pandemias, obras de arte, instituciones, colegios, escuelas. Para ello es necesaria cierta extraterritorialidad interior, o, más aun, cierta sensibilidad a la extimidad; cierta decisión para posicionarse en tanto su propio 'secretario del alienado' (Lacan, ‘Las psicosis’) en la civilización actual, contemporánea. Un esfuerzo más a sorprenderse, necesitar elucidar, e 'in extremis' tironear, forzar, o intuir, a modo de 'ciencia ficción', adonde nos llevan estos caminos sin carretera principal; sin desconocer los azares que pueden poner, más aun, las cosas 'patas para arriba'.
Retomamos la frase de Lacan en ' Función y Campo de la palabra...': "mejor que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época" dirigida a los psicoanalistas en 1953. La amplificamos, la extendemos a 'analistas' (¿cómo desconocer los análisis creativos de los artistas, investigadores, filósofos, humoristas, sociólogos matemáticos, médicos, abogados, economistas, escritores o de aquellos que se han detenido con asombro frente a un fenómeno de nuestra cultura y no evitan su responsabilidad en dar cuenta del mismo?), Contamos además con la elucidación de lo que el psicoanálisis mismo aportó a los múltiples analizantes y psicoanalistas practicantes en estos últimos 70 años. Un ejemplo: ¿Cómo no detectar en los chistes de Tute las horas de diván? Otro, dentro de los análisis: la repercusión y consecuencias generadas por el propio Lacan al dejar de lado el término de ‘subjetividad’ por el de parlétre (ser hablante). ¿Eso deja también de lado la cuestión de la época en la cual vivimos? No.
¿Jóvenes analistas?: se cae(n) de maduro(s)...: no se trata de una cuestión etaria. Una cita al respecto: “Se necesitan muchos años para llegar a ser joven” (Picasso) (ayer se la oímos çitar o crear a Bob Dylan en una entrevista cuando tenía 24 años).
Por último, otra cita, de Eduardo Galeano durante su entrevista, hablando de ‘Las venas abiertas de América Latina’: “lo escribí sin ninguna pretensión, salvo la de ayudarme a entender algunas cosas y, con suerte, ayudar a los demás a entenderlas. Lo envié como ensayo al concurso de las Américas. Perdió. Era inclasificable.” Los libros posteriores de Galeano también son inclasificables; salvo por el hecho de que son (de) Eduardo Galeano.
Están cordialmente, o si prefieren, ‘gal(eante)antemente’ invitados con sus aportes únicos.
Tomás M. Hoffmann