Roger Texier
Quitó con un meñique la espuma de cerveza en su comisura labial. Con la otra mano trazaba líneas sobre el mantel. Siguiendo sus movimientos, recordé haber leído algo sobre diagonales y encuentros imprevisibles.
-¿Qué opinas de las diagonales? –pregunté, mirándola a través de mi vaso.
-Comparadas con las tangentes, las prefiero –respondió sin levantar la vista-. Por lo menos se comprometen –agregó, sonriendo.
Pensé en las probabilidades de que ella hubiese leído lo mismo. Se instaló el silencio algunos segundos. Después seguimos charlando hasta tarde. Nos despedimos en la puerta del pub.
Pasó el tiempo. Ayer la llamé, conversamos de todo.
Ahora espero por ella en la fuente de agua que hay en Veintiuno de Mayo con Diagonal Cervantes. Quizás nos fuguemos.