Maritza Iriarte
Toma el avioncito de papel y lo arroja al aire, sin rumbo definido y aterriza en la primera
diagonal. Vuelo corto, le dobla la punta posterior hacia arriba y la izquierda hacia abajo
y lo vuelve a intentar. Esta vez, planea, esquiva y sigue viaje cruzando diagonales,
tantas antes de llegar a la plaza; y con un último giro, aterriza al borde de la acequia.
El barquito de papel navega contra corriente, encalla y se hunde.
Mientras, las quinceañeras, con lazos coloridos, dan vueltas en la plaza; y los muchachos
estrujan la flor, aprietan el paso y se alejan por las diagonales.