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2024

Patricio Alvarez

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El cuerpo que habla 1

Patricio Alvarez

Se nos propuso hablar de una definición de lo real que nos concierna. Como me ha tocado en gracia dirigir el próximo ENAPOL, estoy tan concernido por él que a cada diez minutos recibo un e-mail o un llamado que me lo recuerda. Por eso, partiendo de su título "Hablar con el cuerpo", me propongo tematizar lo real en su aspecto de real pulsional, eligiendo esta cita de Lacan: "Lo real, diré, es el misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente". 2
En Lacan hay al menos tres teorías sobre el cuerpo, cada una con su propia clínica.
Las normas del Ideal del yo construyen el cuerpo especular. En la base está la norma principal que la regula: el Nombre del padre. Lacan construye toda su clínica de las estructuras a partir de esa relación entre simbólico e imaginario. Pero de esa clínica estructural puede desprenderse también una clínica del cuerpo; así, el cuerpo fragmentado esquizofrénico se opone a la multiplicación de las imágenes del semejante en la paranoia, donde Schreber percibía a las cuarenta o sesenta almas de Flechsig. La disolución imaginaria de la histeria, en la que un cuerpo tiene la movilidad de las metáforas y metonimias, se opone a la fortificación yoica del obsesivo, que infla su narcisismo y hace perder al semejante en sus laberintos.
Es también una clínica donde la norma fálica organiza al cuerpo, donde la fobia arma el mapa del cuerpo amenazado por la castración, y se opone a la perversión, donde el cuerpo que se trasviste o que agrega al

otro la decoración de un zapatito, son modos de producir el falo imaginario y así desmentir la amenaza.
Una vez construido el gran edificio de las estructuras clínicas, hace su entrada lo real, que agita la armonía de las normas simbólico-imaginarias, y el edificio se habita con el objeto a.
Este segundo cuerpo no es tan simple. Consiste en un cuerpo topológico, en el que hay un agujero central provisto de un borde, la zona erógena freudiana, y alrededor de ese borde se construye la superficie del cuerpo, en la que tendrá lugar la identificación especular. A esto se añade otra operación simbólica, la castración, que simboliza el agujero como falta y le da una unidad al cuerpo.
Con el objeto a se construye una segunda clínica del cuerpo, que se vuelve más sutil: pequeños detalles marcan el erotismo de los cuerpos, orientan la elección amorosa, determinan las pasiones. La neurosis pone en juego la relación entre el cuerpo y la angustia. La psicosis demuestra la relación entre el objeto y la imagen; así, el paranoico irá a golpear en el semejante al kakon, ese mal que localiza en el Otro. El autista, que no dispone del agujero real, tendrá la máxima dificultad para construir un borde y con él un cuerpo. El esquizofrénico dispone del agujero y sus bordes, pero no logra armar con sus órganos una unidad corporal.
El sádico grita triunfal: "he tenido la piel del imbécil", al obtener el reverso de goce del cuerpo de la víctima. El voyeur intentará ver por el ojo de la cerradura lo que está más allá de la escena, y el exhibicionista muestra lo que el velo del pudor oculta.
También puede ubicarse, en esta segunda clínica del cuerpo, lo que quedó por fuera de las estructuras: la violencia, cuyo exceso desborda las normas, el acting que pone en escena lo que el Otro no aloja. Los

tatuajes, que intentan pasar el goce a la palabra por medio de la escritura; el fenómeno psicosomático, que pasa el goce a la escritura sin la palabra. La angustia deslocalizada que no encuentra un marco; el pasaje al acto que demuestra que el marco no existe. La depresión como caída de la causa del deseo; las adicciones como acceso a un goce que degrada el deseo.
La tercera teorización, la del acontecimiento del cuerpo, es más compleja aún, y podríamos decir que está en construcción. En ella, no sólo lo inicial ya no es la imagen especular; ni siquiera podríamos decir que lo inicial sea el agujero topológico. Hay algo anterior que las produce, que es la entrada de las marcas iniciales, contingencias de un goce Uno que constituyen al parlêtre.
En esta tercera teorización se ubica la enigmática frase del Seminario 20 que citamos al comienzo: "Lo real, diré, es el misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente". Para descifrarla, debemos ubicar el contexto en el que Lacan la postula. En la clase anterior, define al Ello freudiano diciendo: "donde eso habla, goza. Y no quiere decir que sepa algo".3 Luego dice: "Hablo con mi cuerpo, y sin saber. Luego, digo siempre más de lo que sé".4 De las dos citas se desprende por qué Lacan dice que lo real es el misterio del cuerpo que habla: es la pulsión la que habla con el cuerpo, sin que el sujeto lo sepa. 5
Ahora bien, esto no da cuenta de la segunda parte de la frase, dejándonos una pregunta: ¿cómo se articula lo real del cuerpo con el inconsciente?
Serán necesarios tres años más para que se anuden lo real, el cuerpo y el inconsciente. En el Seminario 23, lo simbólico tiene la función de agujerear lo real; eso permite anudar lo imaginario, constituyendo otro cuerpo: un cuerpo vacío, que funciona como caja de resonancia en el
que el decir hace eco. Lacan insiste con esa figura de un cuerpo vacío en el que se produce la resonancia, y por eso, sólo a partir de ese cuerpo puede definir a las pulsiones como "el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir".6 Se trata de otro cuerpo diferente al del espejo y al del objeto a. Y también se trata de otro inconsciente: el inconsciente real. Así, la cita del Seminario 20 se opone pero a la vez se explica con el Seminario 23.7
De este modo, es necesario recurrir al nudo para ubicar cómo el decir agujerea, anudando la pulsión al inconsciente. Ese es el real del misterio del cuerpo que habla, un cuerpo vivo, un cuerpo en el que ocurre lo que Lacan define como acontecimiento: "un decir es del orden del acontecimiento".8 Debe haber un consentimiento a ese decir, que agujerea al cuerpo con el sinsentido de lalengua, que hace resonar a la pulsión y que lo parasita con el lenguaje. Podemos decirlo así, de manera más simple: es un cuerpo hablado por ciertas contingencias de un decir que produjeron acontecimiento, y es un cuerpo que con su decir hace acontecimiento.


1.Texto presentado –en versión abreviada- en la Soirée de la ECF: "Jóvenes de la AMP", el 28-1-13. 2.Lacan, Jacques: El Seminario, Libro 20: Aun (1972-73). Buenos Aires: Paidós, 1981, p. 158.
3.Ibid., p. 139. 4.Ibid., p. 144. 5. Bassols, Miquel: "Hablar con el cuerpo, sin saberlo" En: www.enapol.com 6.Lacan, Jacques: El Seminario, libro 23 (1975-76): El sinthome. Buenos Aires: Paidós, 2006, p. 18. 7.Miller, Jacques-Alain: Piezas sueltas. Inédito. Clase del 8-12-2004. 8.Lacan, J.:. El Seminario, libro 21. Clase del 18-12-73. Inédito.
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